Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 31

Existe el parecer general que las Cortes Españolas, Congreso y Senado, sirven para que los partidos se tiren los tratos a la cabeza sin resolver nada. El pasado miércoles llegaron a un acuerdo esencial: que la asignatura de Filosofía volviera a ser obligatoria en la enseñanza secundaria y bachillerato. De este modo, las cuatro grandes formaciones políticas, superaron una inmensa laguna impuesta por la actual ley educativa, que redujo la Filosofía al cuarto de las escobas de los institutos españoles. Un gran acierto parlamentario   sin duda alguna.

En el plan de estudios del Seminario de Jaén, cuando fui alumno, estudiamos tres cursos de Filosofía, dentro de los cuales cursé asignaturas como Lógica, Metafísica, Cosmología, Gnoseología, Teodicea, Pedagogía, Didáctica e Historia de la propia Filosofía. Este acerbo preparó mi mente y espíritu para pasar, ya en la Facultad de Teología de Granada, a comprender mucho mejor el contenido de la Sagrada Teología, eje esencial de la vida intelectual de un sacerdote y pastor de almas.

Como tengo que agradecerle tanto al estudio de la Filosofía, algunas obras de los autores clásicos y actuales son pasto de mis lecturas,  es por lo que me alegro de la decisión de los parlamentarios españoles que ayudará a que los estudiantes conozcan el conjunto del pensamiento humano contenido en los textos sobre Filosofía y sus propios protagonistas, como lo ha sido siempre en el plan general de los estudiantes españoles.

En el Seminario estudié Filosofía en textos escritos en lengua latina, la entonces lengua oficial de la Iglesia Católica, lo que era un acicate para hincar más los codos y entrar con valentía en el pensamiento de los filósofos pasados y presentes. Por aquellos años en las propias Cortes españolas, hubo un ministro que afirmó que debía haber más gimnasia y menos latín en los institutos de la enseñanza media. Entonces, el  gran catedrático don Adolfo Muñoz Alonso, sentado en su escaño, pidió la palabra y contestó al ministro: “El latín es necesario para llamarle a usted egabrense y no otra cosa,  al ser  hijo del pueblo de Cabra de Córdoba.”

A partir del acuerdo parlamentario sobre la Filosofía volveremos a ver caras alegres en los profesores de esta materia en los institutos, porque bastantes de ellos han tenido que pasar a hacer banquillo en los pasillos, a impartir refuerzos de lenguas, o completar el horario en tareas administrativas o de biblioteca. Pero, sobre todo, me lleno de alegría porque en la asignatura de Religión no habrá que oír: ¿Quién era Platón, Aristóteles, Kant, Ortega o Zubiri?. Teniendo que detener la explicación del tema de la asignatura religiosa para enfocar la mente del alumno sobre la vida de estos u otros filósofos, que inevitablemente salen a lo largo de los libros de textos de Religión y Moral Católicas de hoy, siempre y cuando que la honradez del profesor busque el bien de los jóvenes.

Porque serán ellos, los alumnos, los primeros beneficiarios de recibir de modo obligatorio la Filosofía, asignatura que nunca debió perder su lugar imprescindible en la instrucción de los hombres de mañana, sobre cuyas espaldas estará el destino de la vida de España, a no ser que antes la hagan pedazos y acabemos balcanizados como en la vieja Yugoslavia.

Tomás de la Torre Lendínez

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