Ha empezado una nueva campaña X TANTOS. Si pienso en x tantos, al final me pierdo. Yo, que no tengo ni un pelo de tonto, pero soy un poco duro de entendederas, necesito pensar en pequeño.
 
Lo que hago es concentrarlo en lo que tengo alrededor. Así, empezando de nuevo el comentario, la Iglesia lanza una nueva campaña por mí, por mi familia, por mis amigos, por todos nosotros, por tantos, al fin y al cabo.
Y esto me gusta. La Iglesia, o sea, yo, que soy y formo parte de ella, lanzamos una nueva campaña X TANTOS. ¿Esto cambia lo anterior? Por supuesto, en todo. Es totalmente distinto si la Iglesia, ajena a mí, lanza la campaña, que si soy yo el que lo hago. Porque, al fin y al cabo, es mi campaña.
Cuando veo algunas personas de la Iglesia que no “venden” la campaña me da pena. Los miembros de la Iglesia no solo tenemos que poner la X donde nos piden, también tenemos que vender a nuestros amigos, alejados o no de ella, la campaña. Nadie mejor que yo sabe en qué se invierte el dinero que llega a la Iglesia. ¿Quién conoce el sueldo de un sacerdote? ¿cuánto cuesta ayudar y estar al servicio de la gente? ¿y evangelizar un nuevo barrio?
La Iglesia es la voz de Cristo en el mundo. Y nosotros, que formamos la Iglesia, somos sus portavoces ante nuestra familia, nuestros amigos, todas las personas que el Señor nos pone delante. Cristo nos quiere aquí, donde vivimos, con la Iglesia, para que el mundo le conozca.
Eduardo Palanca