hizo una gran aportación al mundo del deporte. Seguro que Smythe jamás se imaginó, al retirar el número de su estrella, Ace Bailey, que esta tradición sería utilizada por diversos equipos, no solo de Norteamérica, sino del mundo entero.
Debido a una lesión sufrida dos meses antes, Bailey tuvo que dejar la práctica activa del hockey sobre hielo y en el posterior All-Star Game (partido de estrellas), realizado en su honor, su entrenador anunció: “Nunca más un jugador de los Maple Leafs volverá a lucir el número 6 de Ace Bailey”.
Muchísimos equipos profesionales y amateurs adoptaron la tradición iniciada por Smtyhe, retirando los números de aquellos jugadores que forjaron franquicias y lideraron equipos, cuya existencia sería impensable sin el paso de esas estrellas que dejaron su huella, gravada con letras de oro, al escribir la historia del club.
Como cada año, nuestra temporada de fútbol sala culminó con la participación en la sensacional Copa Cerdanya. El partido final disputado por nuestro Club Alpes se desarrolló con alegría, pero con una cierta melancolía, pues era el último de dos de nuestras jugadoras: Paula y María, mi hija, quienes, al tener ya 19 años, pasan a la categoría senior donde, al menos la campaña que viene, no tendremos equipo.
Cuando uno se pone en el papel de padre, el tiempo corre aún más rápido que en otras circunstancias. Y es que parece que hace solo dos días que iniciamos con toda la ilusión del mundo ese equipo de fútbol sala, cuando María contaba solo con 11 años e iba a 6º de Primaria, llevando ya su dorsal número 15. El deporte le ha enseñado muchísimos valores. Yo, en ella, destacaría la amistad, la perseverancia y el compromiso. De hecho, en sus tres temporadas como jugadora federada no se ha perdido un solo partido.
En su última temporada –aunque ha sido complicada debido al gran nivel de sus rivales- María y Paula han tenido el orgullo de jugar en la más alta categoría del fútbol sala federado español. Hemos disfrutado enormemente sus años como jugadoras y todos los integrantes del club, especialmente sus compañeras, les agradecemos haber siempre abierto brecha, allanando el camino para las demás.
Como dijera Smythe hace más de ochenta años, yo también puedo hoy repetir: “Nadie en el Club Alpes volverá a jugar con el número 15 de María ni con el 13 de Paula”.
En la foto: María y Paula con las camisetas cambiadas