EVANGELIO
En la casa de mi Padre hay muchas moradas.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 1-6
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no; os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».
Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».
Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí».
Palabra del Señor.
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¿Cualquier cosa?
Cristo es el camino para llegar a nuestra morada. Nuestro Proyecto Amor Conyugal, es seguir a Cristo desde nuestra vocación de esposos. Siguiendo este itinerario, seguimos el itinerario que Cristo establece para los esposos, para que donde Él está, estemos también nosotros.
Debemos tener mucho cuidado y custodiar ese camino para que no se desvíe, es un camino que estamos recorriendo en la vida real y se reconoce la autenticidad por sus frutos, por los frutos que Dios da en los que lo recorren de verdad.
Aterrizado a la Vida matrimonial:
Ana: Cariño ¿De verdad quieres alcanzar el amor pleno conmigo?
Carlos: Sí. Definitivamente sí.
Ana: Y ¿a qué estás dispuesto a renunciar para que Dios lo haga posible en nosotros?
Carlos: A todo.
Ana: ¿Absolutamente a cualquier cosa? Salud, trabajo, dinero, comodidades, apetitos, a tu voluntad, a tus criterios, a tu honra… ¿Aunque duela?
Carlos: Si duele, es porque mi corazón aún no está preparado para amar en cualquier situación. Por tanto, bienvenida sea esa situación que me provoca dolor. La acojo una y otra vez, hasta que deje de doler y deje de ser un impedimento para entregarme totalmente a ti. Estoy en Sus manos ¿Qué puede turbar mi corazón?
Ana: Ole, ole y ole. Tienes madera de santo.
Carlos: Tengo barro de pobre, no madera de santo, pero confío en el Espíritu Santo. Por eso, me limito a intentar por todos los medios no ponerle trabas para que Él pueda actuar en mi corazón. Sólo Él hace a los santos.
Ana: Me encanta.
Madre,
Conocemos la promesa de Cristo, y tenemos la mirada fija en Él. Que nada ni nadie nos distraiga de nuestra vocación al amor en el matrimonio. Es nuestro camino, es el camino del Esposo. Alabado sea el Señor que tanto nos ama.