No lleve el título a confusión: no vamos a poner aquí un temario con fechas para desarrollar tales o cuáles temas de formación catequética para adultos. A este respecto, ya hay mucho en este blog, pero con el tono de blog, interrelacionado, con catequesis diarias pero de distintos temas, que se entrecruzan, se repiten, se amplían, y luego se rezan, se comentan y se intercambian experiencias y luces en los comentarios.
 
 
Un plan de formación para el laicado: es decir, las grandes líneas o los contenidos que hoy debe tener la formación del laicado ante los retos, desafíos e interrogantes de nuestro mundo y de la cultura secularizada.
 
Con mayor o menor incidencia, con mayor o menor extensión, cualquier formación catequética para el laicado, en cualquier ámbito (parroquias, movimientos, comunidades). Es el horizonte de formación catequética de adultos que ofrecía el papa Benedicto. O dicho de otro modo: más que señalar temas de catequesis y formación, el Papa nos dice los logros de una verdadera formación del laicado, los objetivos que hay que conseguir.
 
 
"Se trata de un desafío exigente. Los tiempos que estamos viviendo nos sitúan ante problemas grandes y complejos, y la cuestión social se ha convertido, al mismo tiempo, en cuestión antropológica. Se han derrumbado los paradigmas ideológicos que, en un pasado reciente, pretendían ser una respuesta «científica» a esta cuestión. La difusión de un confuso relativismo cultural y de un individualismo utilitarista y hedonista debilita la democracia y favorece el dominio de los poderes fuertes.
 
Hay que recuperar y vigorizar de nuevo una auténtica sabiduría política; 
 
ser exigentes en lo que se refiere a la propia competencia; 
 
servirse críticamente de las investigaciones de las ciencias humanas; 
 
afrontar la realidad en todos sus aspectos, yendo más allá de cualquier reduccionismo ideológico o pretensión utópica; 
 
mostrarse abiertos a todo verdadero diálogo y colaboración, teniendo presente que la política es también un complejo arte de equilibrio entre ideales e intereses, pero sin olvidar nunca que la contribución de los cristianos sólo es decisiva si la inteligencia de la fe se convierte en inteligencia de la realidad, clave de juicio y de transformación. 
 
Hace falta una verdadera «revolución del amor». Las nuevas generaciones tienen delante de sí grandes exigencias y desafíos en su vida personal y social" (Benedicto XVI, Disc. a la Plenaria del Pontificio Consejo para los laicos, 21-mayo-2010).