“Biografía de la luz” es la 12ª obra de Pablo d’Ors, de la que, en sus cinco días de lanzamiento, se han vendido 1500 ejemplares 

 

Pablo d’Ors, antes que fuera ordenado sacerdote y escritor consagrado, fue (y es) un gran amigo mío, desde que tuve el privilegio de conocerle como compañero de Noviciado y Seminario en la congregación de los Misioneros Claretianos, de 1983 a 1987. En aquel tiempo compartimos pensamientos, poéticos muchos de ellos, que aún conservo, expresando amistad y arte a un tiempo, recuerdo y cariño, tan ocurrente y original como espiritual, e incluso con grandes dosis de humor, pero sobre todo llenos de una luz particular.

Su trayectoria ha sido muy variada a la par que interesante, sobre todo de profundización y madurez en el campo de la meditación personal (como la asociación de “Amigos del Desierto”), la ayuda a otros, la teopoética y la escritura, su ejercicio de claridad y simplicidad en la divulgación de las verdades de siempre, desde una óptica nueva, positiva y abierta a todos, donde la comunicación y mirada de sí mismo, de su corazón, ha intentado hacerla más purificada, más llena de amor y entrega a los demás...

Hace poco, con la editorial española Galaxia Gutenberg, donde tiene compromiso de exclusividad de toda su obra, ha publicado su duodécimo trabajo, “Biografía de la luz”, continuación natural (“no estratégica”, como él dice) de su “Biografía del silencio” (2012) donde plasmó su experiencia de meditador, que fue tan exitosa comercial y existencialmente para su sorpresa personal.

En esta novedad editorial, de 576 páginas, el autor ha seleccionado 105 pasajes o itinerarios, que se pueden leer de forma aleatoria u ordenada, basándose en pasajes evangélicos, siguiendo ese mismo estilo y estructura, mediante los que nos propone la luz de la figura y el mensaje de Jesús de Nazaret, a través de tres claves: existencial, meditativa y poética o artística, dedicadas a todo buscador espiritual.

Desde la lectura existencial pretende, más que resolver, disolver espiritualmente esos dilemas o problemas que nos atañen personalmente, sin evadirlos, sino a modo de acicate para abrir horizontes, como una propuesta de trabajo con el Evangelio como plantilla o recurso para iluminar lo que nos sucede.

Con una óptica meditativa se afirma el mapa de la conciencia que es el Evangelio en orden a descubrir de forma nueva lo que supone vivir hacia dentro, ir o volver a lo esencial, a la interioridad, al yo profundo, a la propia reconciliación con uno mismo.

 Y desde una mirada poética o artística, que es el punto de vista favorito de Pablo, el de la contemplación, donde afloran las imágenes de las que el alma está sedienta para hacer experiencia del olvido de sí, del yo profundo, de la purificación del corazón, el núcleo de uno mismo, el amor...

Para llegar a esa vía luminosa, Pablo ha tenido que atravesar una vía dolorosa, oscura, tenebrosa, pero nunca sin el mapa o brújula del Evangelio. Por eso, puedo decir que, aunque Pablo reconoce que en esta obra ha huido de su propio punto de vista, de su ego, es uno de sus escritos más “biográficos”, porque ha necesitado de casi diez años para una mayor comprensión de sí mismo, una catarsis, el ejercicio ascético de pasar de la sombra, o de gestación, en la oscuridad de sí, a ver que tenia que cambiar, cómo podía vivir con mayor profundidad, hondura… Empezó a escribir “Biografía de la luz” en medio de unas tinieblas personales, para luego, con esas claves antedichas personales y místicas, a través de la meditación en silencio y la indagación de la escritura, llegar a plantearse qué es la luz, cómo se llega a la luz y cómo ésta ilumina a uno mismo, la naturaleza, el sentido de la vida… y descubrir que esa lectura interior podía ayudar también a muchísimos lectores suyos.

Confía vivamente el autor, y yo también desde estas líneas, como gran amigo suyo, que este libro sea un instrumento de trabajo, meditación, olvido de sí y gozo para todo el que se aproxime a su lectura, de forma sencilla y clara, tal como ha sido escrito, como una obra de arte, con amor legible, espejo de la identidad del que lo ha escrito, con la esperanza que ilumine también así a sus lectores .