En el año 2009, estando embarazada de mi quinto hijo, un hermano mío me envió un correo electrónico. Me contaba que habían cerrado un centro abortista y me invitaba a escribir una carta a los periódicos dando mi opinión. Aquí la transcribo , acompañada de una fotografía publicada en internet por Lara Price de su hijo Noha, que vivió en su seno 12 semanas y 5 días y murió en un aborto espontáneo.
Muy señores míos:
He conocido esta noticia por internet y me extraña no haberla oído en la radio ni visto en televisión.
¿Es que acaso no es “noticia” que un organismo oficial cierre una clínica abortista? ¿Es que en este país sólo se considera víctima de asesinato a quien ya vivía fuera del seno materno? Y hasta que no hemos nacido, ¿qué somos, un grano que le ha salido a nuestra madre?
¡Puedo asegurarles que no! La semana que viene nacerá nuestro 4º hijo y desde que supimos que vivía dentro de mí ha tenido ya su sitio en el corazón de sus padres y hermanos y como los otros niños de la casa, su armario, su ropa y su lugar en el coche.
Cuando empecé a engordar a nuestros otros hijos les brillaban los ojos de ilusión y cuando ponen su mano sobre mi vientre y notan cómo se mueve el bebé sus caritas expresan tal alegría que me confirman que vale la pena pasar las incomodidades y complicaciones propias de un embarazo.
Señores míos: ¿conocen alguna madre que haya dicho “voy a tener un embrión”, o “voy a tener un feto”? Todas decimos “¡voy a tener un niño!”, porque un embrión es un ser humano que va creciendo poquito a poco en el seno de su madre hasta alcanzar las dimensiones de un niño, sin saber él por qué se le ha dado la vida, ya que de eso somos responsables los adultos que lo hemos engendrado y concebido.
Por eso las niñas JUEGAN con muñecas a ser mamás, porque la maternidad y la paternidad NO SON UN JUEGO DE NIÑOS.