Se trata de unos cuatro o cinco ciruelos que están plantados bastante juntos entre sÃ, y que habÃan quedado sumergidos entre los cardos, que además eran tan grandes que la desbrozadora no podÃa con ellos.
Cuando me vi en ese trabajo me di cuenta de que todo grupo humano es como ese bosquecito de frutales. Que de pronto el otro me empieza a resultar molesto, o aquel que tiene esto o aquello que me pincha. Pero, realmente, ¿es el otro? ¿Soy yo? ¿O son los cardos que hemos dejado crecer entre medias? Claramente son los cardos, son las interpretaciones, la desconfianza... Es todo esto lo que hace que el hermano sea difÃcil para ti y el amor se vuelva cuesta arriba.
Sin embargo, Cristo nos ha llamado a vivir junto a los demás, y nos quiere a todos felices. Y esto con Él sà es posible.
Hoy el reto del Amor es tratar a los demás tal y como tú has experimentado que te trata Cristo. ¿Piensas que amar a todos es un ideal imposible? ¿Que no es para ti? Es para ti, y para todo el que quiere ser feliz. No se trata de esfuerzos, pues recuerda que el que coge la hazada y el rastrillo es Cristo. Todo comienza por la vivencia del Amor de Cristo por ti, pues de ahà tu mirada y tu mentalidad comienza a ver hermanos donde antes sólo veÃa elementos molestos.