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El lunes 30 de mayo, en la Clinica Tezza de Lima ha fallecido el misionero Miguel Parets Serra. Sacerdote mallorquín, estuvo 28 años en Burundi (África central), conocido en el Perú como el “papá de los presos” apelativo que se ganó al poco tiempo de su llegada al país. Sus años como capellán en el penal de San Pedro, uno de los más poblados de la capital peruana, y más adelante en Castro Castro, de alta peligrosidad, fueron intensos.
Infatigable en su labor en las cárceles anunciando la Buena Nueva, el padre Miguelito, como también lo llamaban, recordaba fuera de las prisiones ‘que los que están dentro son el rostro de Cristo’ solicitando atención para estos hermanos. Privilegiando el cuidado de los enfermos de tuberculosis, cáncer, VIH, etc., impulsó la formación de misioneros dentro de las cárceles, creando así ‘comunidad’, un modo de sostener en distintos aspectos a quiénes purgan condena y no cuentan con visitas de familiares o amigos. La denuncia del hacinamiento, lasa peticiones de indultos para los enfermos terminales y la aceleración de los procesos ocuparon también su trabajo.
Tras su velatorio y el paso de sus restos por los centros penitenciarios mencionados, el padre Miguel ha sido sepultado en el cementerio del pueblo de Pachacamac en Lurín, al sur de Lima, pues en Perú era donde él quiso quedarse.
El padre Miguel Parets nació el 7 de mayo de 1932 en Palma de Mallorca (España) y fue ordenando sacerdote, al servicio de esta diócesis, diócesis con presencia misionera desde hace décadas en Burundi y en Perú, el 21 de diciembre de 1957.