Año del Señor 2022
2 de febrero


Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.

LA FLOR DE ENERO

Estábamos rezando el Rosario por la huerta aprovechando estos días atípicos de “primavera” que están haciendo por aquí. Todo parece querer germinar antes por ello, pero aún no hay flores.

¿Que no hay flores? Justo a mis pies encontré una… Es verdad que no era una flor típica, que pasaba desapercibida, que para algunos ni lo es, pero estaba ahí, era “mi flor de enero”. Y es que era una piña del cedro con forma de rosa. ¡Cuánto me gustó!

La cogí, la guardé en el bolsillo y la puse a los pies de la Virgen de mi celda. La miro muchas veces, ya que me recuerda que, ya sea diciembre, enero, febrero que empieza… tiempos de dificultades, de tormenta… que, si das la mano a Cristo, ¡siempre hay flores!

Tendemos a mirar al rosal, a las plantas que pensamos florecerán en el momento que pensamos: el día que…, el viaje que…, cuando venga…, cuando cambie la situación... Sin embargo, hay muchas flores que nos esperan fuera de temporada, donde menos esperamos. 

Hoy, en tu trabajo, en el estudio, en ese día que ves cuesta arriba, ¡vas a encontrar flores! ¿Cómo? Viviendo tu presente, amando este día que te regala el Señor y dándole la mano. Muchas veces nos entretenemos añorando flores del pasado o imaginando las del futuro, pero Cristo está en tu presente y hoy quiere vivir contigo. 

Jesús mismo es el que nos muestra el “secreto” para descubrir todo aquello que se nos regala y es: confiar y vivir en acción de gracias. Me impresiona mucho verle después de muchos acontecimientos, parar, orar y dar gracias al Padre. En vivir en acción de Gracias salimos beneficiados porque acostumbramos la mirada a ver cómo el Señor cuida de nosotros en cada momento.

Hoy el reto del amor es que descubras tus flores de febrero. Ahora, al empezar el día, da la mano a Cristo de una manera que seas consciente de que le entregas el día: métete una cruz en el bolsillo, dibújala en tu mano… ¡lo que te ayude a mirarLe y a mirar con Su mirada! Y, ya por la noche, coge un cuaderno y dale gracias: por el momento en que has rectificado después de equivocarte, por el conductor del autobús que te ha esperado, por el gesto de esa persona, por el gozo que da vivir de la mano del Señor… No solo los rosales dan rosas…

VIVE DE CRISTO


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¡Feliz día!