El Castellano del martes 20 de octubre de 1931 publica la carta del Papa Pío XI, fechada en Roma el 1 de octubre de 1931, en respuesta a la carta del Cardenal Pedro Segura del 26 de septiembre con la que presentaba libremente la renuncia a la sede primada de Toledo.

Algunos biógrafos -que no han trabajado la documentación correctamente- afirman que el Papa nunca comparó al Cardenal español con San Gregorio Nacianceno. Tal vez, ya por ello, veinte días después, se publica la carta íntegra. Si el Nuncio Tedeschini recoge esta comparación es porque viene en el original de la carta que el Cardenal Segura recibió.


 
LA CARTA DEL PAPA AL CARDENAL SEGURA
ACEPTANDO SU RENUNCIA

 
Ciudad del Vaticano.- L’Osservatore Romano publica el texto de la carta dirigida por su Santidad al cardenal Segura, en que aceptaba su dimisión. Los términos de la misma son los siguientes:

«Ha llegado a nuestro poder la carta en que vuestra eminencia pone en nuestras manos su libre renuncia a la sede de Toledo. Los filiales sentimientos de piedad y de devoción en ella expresados, nos han conmovido grandemente, apresurándonos a asegurarle nuestro gran aprecio por el noble gesto que ella indica, con tanta generosidad y animado como está de tan sobrenaturales intenciones.

Con tal acto vuestra eminencia nos ha dado una nueva y luminosa prueba de su ardiente celo por las almas, ya que en aquella esperanza está el contribuir a su mayor bien, y también a sustraerse para dar pretexto a mayores males. Con aquella conducta, a imitación del ejemplo dado por san Gregorio de Nacianceno, no ha dudado en sacrificarse.

Aceptando su renuncia, deseamos que lleguen nuestras palabras de complacencia por todos los bienes que aquella pueda proporcionar a la Iglesia, y queremos que sean también una paternal ayuda en el dolor que supone la prueba de separarse de sus queridos fieles y del clero, al que le unen tantos vínculos de afecto y de guía como pastor de almas.

Rogamos a Dios que le colme de bienes del cielo, y con ellos le enviamos todo el afecto de nuestra alma, símbolo seguro de nuestra particular benevolencia y apostólica bendición».



            L’Osservatore Romano dice que la carta de su Santidad confirma que el cardenal Segura quiso con su renuncia apartar cualquier pretexto para mayores males.
Es notorio, en efecto -continúa el órgano oficioso del Vaticano-, cómo el sectarismo ha hecho del cardenal Segura un exponente de la oposición a la República, presumiéndose que daba pretexto con su conducta a los extremistas para combatir cualquier tentativa de acuerdo entre la Iglesia y el Gobierno de la República.

            Por esto no es nada más que un pretexto, porque el cardenal Segura prefirió sacrificarse, y gracias a este sacrificio y a su noble gesto, la situación ha quedado completamente aclarada definitivamente, así los verdaderos sentimientos de los adversarios de la Iglesia”.