Muchos hoy en la Iglesia, entre ellos el Papa Francisco, han comprendido la importancia de saber aprovechar las nuevas alternativas para la difusión del Evangelio.
La Evangelización digital es un reto para quienes quieren, queremos llevar el mensaje de Jesús y vencer la tendencia generalizada que busca imponerse hacia el secularismo.
En 2008, solo 22 por ciento de la población internauta tenía un teléfono inteligente, “Smartphone”. Hoy, el 92 por ciento.
Hay que tener en cuenta también la diversidad de redes sociales que existe en nuestros días. Es una realidad dinámica y cambiante: de las 10 más utilizadas hace 10 años, solo dos de ellas continúan en el radar social: Facebook y Twitter.
¿Qué nos dice todo esto? Que son enormes las oportunidades para transmitir el Evangelio.
La Iglesia puede y debe tener una presencia en redes “fuerte, pero natural”, porque la era digital debe ser entendida más como antropología que como tecnología.
Y lo importante es que la transmisión “digital” del Evangelio sea acompañada del encuentro personal, marcado por la acogida, la comprensión y la alegría de Jesús.
Esta presencia natural debe ser atractiva y cautivadora. Los valores universales del Evangelio los necesita todo el mundo para vivir. Los necesita el “baby boomer” y la “Generación X”, los “Millennials” y también los “Centennials”.
Nuestra Iglesia siempre ha sido misionera. Hoy se necesitan valientes y generosos misioneros digitales que lleven el mensaje de Jesús de una forma atractiva, actual y auténtica.
“La clave de la comunicar la fe está en emocionar, comprometer, mover a la acción y no dejar a nadie indiferente”. Esta frase que el Papa Francisco acuñó en pasado mes de enero, durante la 53 Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, resume el sentido de la Evangelización Digital que como Iglesia no podemos dejar de realizar.
También el Papa es ejemplo de comunicador católico. Con 6.3 millones de seguidores en Instagram, un millón en Twitter, 3.7 millones en Facebook y con más de 4 millones de vistas que registran sus vídeos en YouTube, él no se queda en los números ni en los “likes”. Por ello ha dicho dijo que cada “like” debería ser más bien un Amén, una expresión de fe.
Muchas gracias a quienes con noble esfuerzo participan en la misión evangelizadora digital de la Iglesia.
Misioneros digitales: obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos, jóvenes y también niños: ¡sigan adelante! Nunca dejarse vencer por el desaliento, las dificultades o el cansancio. ¡Ánimo y adelante!
Para la gloria de Dios y el bien de quienes tanto lo necesitamos.