Monseñor Gonzalo López Marañón, quien fuera Obispo del Vicariato Apostólico de la provincia de Sucumbíos murió en Angola, en donde residía en la actualidad.

El sacerdote español presidió la iglesia de San Miguel de Sucumbíos por más de 40 años, hasta que a finales del 2011, a los 75 de edad, presentó la renuncia al papa Benedicto XVI. Durante el tiempo que duró su servicio, los Carmelitas descalzos, orden a la que monseñor López perteneció, construyeron un modelo de iglesia con un fuerte enfoque social, con activa participación de indígenas, afrodescendientes y mujeres.

El clérigo abandonó Ecuador en el 2011 tras protagonizar y encabezar primeramente una rebelión contra la decisión del Vaticano de poner en manos de los Heraldos del Evangelio el cuidado pastoral del Vicariato Apostólico de Sucumbíos, y luego declararse en huelga de hambre, a la que llamó ayuno, para lograr la paz eclesial.

De hecho, al comunicar a Mons. López Marañón la aceptación de su renuncia, el Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos indicó en su carta que “el nuevo Administrador Apostólico tendrá que organizar el Vicariato e implantar de manera diferente todo el trabajo pastoral”.

Tras su retiro como Vicario Apostólico de Sucumbíos, la designación como Vicario apostólico de Mons. Rafael Ibarguren, de los Heraldos del Evangelio, fue resistida por integrantes y seguidores del movimiento ISAMIS, fundado por los Carmelitas Descalzos. Otros grupos de fieles de la diócesis apoyaron la presencia en Sucumbíos de monseñor Ibarguren y los Heraldos, habiéndose llegado a producir graves enfrentamientos. El Papa nombró como Delegado Pontificio a Mons. Ángel Polibio Sánchez.

El boicot contra la decisión vaticana por parte de los Carmelitas y el ISAMIS, recibió el apoyo del gobierno de Rafael Correa (que le impuso la condecoración al Orden Nacional al Mérito con el grado de Caballero) que advirtió a la Santa Sede que podía vetar el nombramiento de cualquier obispo, aunque luego se desdijo al afirmar que su gobierno respetaría el nombramiento para Sucumbíos.

El 2 de mayo pasado el papa Benedicto XVI llamó urgentemente al General de los Carmelitas Descalzos a una Audiencia Privada y le dio la orden de retirar inmediatamente a los Carmelitas del Vicariato de Sucumbíos.

Finalmente, los Carmelitas se fueron del Vicariato, el prelado emérito protagonizó la huelga de hambre y los Heraldos también salieron, desistiendo de la misión que les había sido encomendada.  

El prelado regresó a España, al convento que tienen los carmelitas en Ávila, donde pasó un año sabático y de reflexión. Posteriormente viajó a Angola desde donde se notificó su fallecimiento.

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