Recuerdo que, cuando era pequeña, mi madre, cuando preparábamos ropa para la lavadora, nos decía que dejáramos los bolsillos limpios, pero siempre alguien se despistaba y luego salía en la goma de la lavadora una canica, un pañuelo...
Cuando llegué al convento me volvieron a decir lo mismo, así que yo, ahora, a las novicias les digo lo mismo cuando hay que ir a lavar: que, por favor, vacíen los bolsillos de la bata.
El otro día fuimos a sacar la ropa de la secadora y, al limpiar el filtro, imagina mi sorpresa cuando me lo encontré repleto de cosas. Por la variedad, ninguna dudó de quién era... Había un globo, un botón, pañuelos de papel...
A mí me dio la risa y me acordé de cuántas veces me lo habían dicho. Pero lo curioso es que no fue la lavadora quien sacó lo del bolsillo, fue la secadora. Y es verdad, en el día de hoy vamos a tener situaciones que nos van a dar miles de vueltas y van a sacar todo de nosotros, lo bueno, pero también lo malo.
¿Y qué hacer cuando nos pase? Es muy sencillo: no asustarte, no escandalizarte de lo que sale de tu interior, no tener miedo.
Si en tu vida ves que no puedes amar, que no puedes perdonar, que la venganza llama a tu corazón, que la soberbia se impone en tu vida, que el querer sobresalir es el que quiere dominar... no rechaces todo esto, por eso es por lo que muere Cristo en tu vida, muere Él para darte a ti vida. No te asustes, esta humanidad y debilidad que sientes en ti te esta diciendo que necesitas en tu vida un Salvador, necesitas a Cristo, necesitas su vida entregada para tú tener vida. Y lo mas importante es que Cristo te está pidiendo que dejes ya de vivir del pecado y empieces a vivir de la gracia. Que Él ha muerto y ha resucitado para que tú tengas paz y puedas en Él amar, perdonar, sonreír. Pero nunca desde ti, sino desde Él.
Hoy el reto del amor es no asustarte porque la vida te dé mil vueltas y saque de tu bolsillo lo que sobra. Te invito a que hoy cojas todo aquello que te desespera y mires al que puede darte vida. Cuando hoy tengas esa situación, vamos a orar juntos. Vamos a orar con una oración que seguro que la sabes, que es el Padrenuestro. Reza un Padrenuestro y déjate inundar por el amor de tu Dios. Déjale a Él ser Dios en tu vida. Feliz día.