Sin embargo, en esta ocasión, navegando para buscar nuevos temas me he encontrado con algo similar, pero totalmente opuesto. Algo que, en lugar de recomendar hacer, es fundamental instruir para que no se haga, porque su efecto es diametralmente opuesto al producido en la juventud por la práctica deportiva. Me refiero a las llamadas drogas blandas, esas a las que muchos dan poquísima importancia, gente poco versada en el tema hasta recomienda son práctica habitual en la playa, la calle o el metro, donde día sí y día también suele llegarte ese pestazo a porro que te hace pensar en la falta total de respeto por los demás de aquel que lo fuma en público.
Sumergiéndome en la red me encontré con las conclusiones de una interesantísima jornada llevada a cabo hace menos de un mes en Barcelona, La Marihuana-Cannabis: Caballo de Troya de adicciones destructivas, organizada por la Fundación Casa de Misericordia. Para quien tenga dudas al respecto o sea nuevo en la cuestión, recomiendo de estricta necesidad su lectura. Los datos son espeluznantes. El demonio, como casi siempre, intenta pasar desapercibido para que le restemos importancia…
El consumo regular de marihuana entre los más jóvenes
En la jornada sobre prevención de drogas, organizada hoy por la Fundació Casa de Misèricordia de Barcelona en el Palau Macaya, diversos expertos desde el ámbito médico, social y legal pusieron de manifiesto los daños que causa a los jóvenes la adicción a las drogas mal entendidas como blandas.
La Dra. Nora Volkov, Directora del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas delos EUA (NIDA), se centró en mostrar los daños neurológicos del cannabis en los jóvenes y adolescentes. Destacó la plasticidad del cerebro que va formándose hasta los 25 años aproximadamente. Factores de riesgo para dañar las conexiones neuronales son: la regularidad en el consumo, la iniciación en edades tempranas –en menores de 15 años el riesgo se dispara- y finalmente los elevados contenidos de HTC. La coincidencia de estos tres factores aumenta exponencialmente el riego de producir enfermedades mentales como la esquizofrenia o distintos tipos de psicosis.
Desde el ámbito científico, diversos expertos (farmacólogos especialmente) se mostraron críticos con la diferenciación legal que distingue penalmente los distintos estupefacientes en función de su mayor o menor gravedad para con la salud. Así la marihuana dispone de un régimen penal mucha más suave que otras sustancias como la heroína o la cocaína, pero como demostraron estos científicos: “sus efectos nocivos en adicciones, daño cerebral, etc. son incuestionables y esta distinción no tiene sentido”, en palabras del farmacólogo Walter Osswald. Sobre este mismo aspecto el Profesor Rafael Maldonado, catedrático de farmacología de la UPF y comisario del programa Parlem de drogues de l’Obra Social La Caixa, explicó los trastornos que produce el cannabis en el cerebro humano.
Miembros de la Policía Nacional y la Guardia Civil, especialistas en la lucha antidroga, explicaron que el tráfico de sustancias provenientes del cannabis es una práctica habitual en el crimen organizado, ya que las penas por este delito son mucho menores, debido a que no se consideran especialmente dañinas para la salud. “El tráfico de marihuana es un vector más de negocio en un crimen organizado que también trafica con cocaína, blanquea dinero o se dedica a la trata de personas”, expuso el Comandante César López Hernández, del Grupo de la Policía Judicial de la Guardia Civil. “El problema principal está en atajar el circuito económico: Si persigues la droga atraparas a un capo pequeño, si persigues el dinero atraparás a un capo grande”, concluyó el Comandante López.
El Dr. Giovanni Serpelloni, que fue jefe del Departamento de Política antidroga de la Presidencia del Consejo de Ministros de Italia, ofreció datos del incremento del número de jóvenes que son consumidores de cannabis: en la Unión Europea en 2014 lo son 14,6 millones de jóvenes (el 11,7% de la población entre 15 a 34 años). En Italia, en sólo cuatro años (del 2011 al 2014), ha pasado del 17,9% al 26,9% de los jóvenes.
El Dr. Serpelloni denunció una auténtica campaña de marketing en las redes sociales que facilitan desde el cultivo al consumo con una presentación atractiva de productos de todo tipo con un componente cannábico: bebidas, golosinas… todo en un cuidado packaging especialmente atractivo para los más jóvenes. No dudó en denunciar las inversiones multimillonarias de empresas como Phillip Morris y de magnates como Georges Soros, que ven en la progresiva aceptación de una droga blanda como el cannabis una oportunidad de grandes negocios. Fue contundente al explicar que no todos los consumidores de cannabis desarrollarán una dependencia de la droga, pero reveló que “el 98% de los consumidores de heroína, previamente habían consumido cannabis”.
La jornada fue inaugurada por Mons. Marcelo Sánchez Sorondo, Canciller de la Pontificia Academia de Ciencias, que relató cómo el Papa Francisco les pidió en 2013 una acción contra las nuevas formas de esclavitud: trabajo esclavo, especialmente de niños, la explotación sexual infantil y el comercio de órganos; recientemente han añadido como punto especial la lucha contra la droga.
La Academia promueve encuentros con representantes de otras religiones, pero también con representantes del mundo civil –alcaldes de grandes ciudades-o de la comunidad científica para estudiar y promover soluciones. Están trabajando para conseguir que estas lacras sean declaradas “crímenes contra la humanidad” con el añadido de que estos crímenes no prescriben.