“Yo te desposaré conmigo para siempre…”
“¡Yo te desposaré!”… Hay que entender muy bien una cosa muy importante: independientemente de las traducciones "desposar" es un verbo que en la Biblia se utiliza única y exclusivamente para una joven virgen: “El ángel Gabriel se apareció en Nazaret a una doncella desposada con un hombre llamado José”. El desposorio solamente le es posible a una mujer virgen. Una viuda, si volvía a contraer matrimonio, no se desposaba, se casaba.
Y aquí Oseas dice: “Yo te desposaré conmigo para siempre”. Esto quiere decir que Dios suprime totalmente -¡totalmente!- el pasado adúltero de Israel, hasta el punto de que no se va a casar con Israel de nuevo. Va a hacer con Israel lo que solamente se puede hacer con una virgen: ¡¡desposarla!!!
La Misericordia de Dios es tan poderosa, es de tal manera omnipotente, que es capaz de hacer de una adúltera una virgen. Restaura el corazón adúltero, convirtiéndolo de nuevo en un corazón virgen, como si nunca hubiera amado a nadie fuera de Dios.
¡Este versículo es precioso, porque deja patente la Omnipotencia de Dios, que es Misericordia! La Misericordia omnipotente, todopoderosa, de Dios. “¡Yo te desposaré conmigo para siempre!” ¡Tu pasado queda borrado para siempre! ¡Eres una criatura absolutamente nueva!
¡No es que nos perdone! ¡No es que nos cure!... ¡¡Es que nos regenera!! Jesús pasa por nuestra vida, la misericordia de Dios pasa por nuestra vida, y nos hace de verdad nuevos. Jesús pasa, ¡es una Pascua!, y lo propio de la Pascua es la novedad. La Pascua es el renovarse continuo del amor de Dios en mi vida. ¡Él es nuevo y hace nueva todas las cosas! ¡El amor de Dios es nuevo y a mí me hace nueva cada instante!... “¡Yo te desposaré conmigo para siempre!”
“Te desposaré conmigo en justicia y en derecho en amor y en compasión.” Dicen los exegetas que la preposición “en” –en justicia y en derecho, en amor y en compasión- ese “en” tan insistente designa la dote que el novio le ofrece a la novia. El novio le ofrece a la novia justicia, derecho, amor, compasión. ¡Eso es todo lo que Él aporta al desposorio!
Y los versículos 21 y 22: “Yo te desposaré conmigo para siempre. Te desposaré conmigo en justicia y en derecho, en amor y en compasión. Te desposaré conmigo en fidelidad y tú conocerás a Yahweh”- nos presentan la dote del novio, lo que el novio aporta al desposorio.
Y en estas nupcias nuevas, en este desposorio nuevo, ya no son bienes materiales, como en la alianza antigua, como en el primer matrimonio.
¡Ésta es la Alianza Nueva y Eterna! “¡Para siempre!”, dice en el versículo 21: “¡Te desposaré conmigo para siempre!” ¡Es una Alianza nueva y eterna! Y la Ley queda escrita -la justicia y el derecho- en el corazón, en un corazón nuevo y en un espíritu nuevo.
Y hay una palabra preciosa -¡¡preciosa!!- que sale en le versículo 21: “yo te desposaré conmigo en justicia y e n derecho, en amor y en compasión.” “Amor”, la Biblia de Jerusalén lo traduce así -no sé qué traducción harán de esta palabra otras Biblias- “amor y compasión”. Ese “amor” es la palabra hebrea “jesed”, no es un amor cualquiera. Es un amor, el “jesed”, que expresa la idea del vínculo, del compromiso. “Jesed” es el amor, la lealtad, la fidelidad... que se deriva de un pacto.
Pero el “jesed”, para que de verdad sea “jesed”, tiene una exigencia: para que no sea simplemente amor, sino que sea “jesed”, tiene que ser recíproco. El “jesed” hace que Dios, en la misma manera, de la misma medida que se da, ¡pida!: pida también el don de la esposa, la amistad confiada, el abandono, la ternura, la piedad... En una palabra: “jesed” es el amor que se traduce, que significa una alegre y gozosa sumisión a la Voluntad de Dios y en el amor a todos, de manera especial, a los más pobres y débiles. Es el “jesed” un amor apasionado, pero de misericordia.
Y el versículo 22 concluye diciendo: “Te desposaré conmigo en fidelidad y tú conocerás a Yahveh”. En Oseas, el conocimiento de Yahweh va íntimamente ligado al jesed. Si no hay jesed, no hay conocimiento de Yahveh.
Pues, por medio del jesed, ¡conocerás a Yahveh!: crearás ese vínculo de desposorio, ese vínculo estrecho de cónyuge con Yahveh. Dios se da de esa manera, se entrega de esa manera en fidelidad en el jesed.
Y es imprescindible conocer a Yahveh, conocer a Dios. Conocer significa alianza, significa entrega, significa compromiso. No conocer significa adulterio, prostitución, infidelidad...¡Cuántas veces decimos que no conocemos a Jesús…! Como Pedro: “¡Juro que no conozco a ese hombre!”…
Por eso, ahora yo creo que es importante que enfoquemos la Cuaresma de esta manera: ¡Vamos adentrarnos en el desierto! ¡Vamos a dejarnos cortejar, como al principio! ¡Y conozcamos al Señor, volvamos a Él!... Adentrémonos en el desierto de la Cuaresma con el deseo y la esperanza de recuperar el amor primero, el ideal que a veces hemos perdido. Vamos al desierto, para que Él se pueda hacer el encontradizo con nosotras, y entrar en esa relación esponsal: que sea yo desposada en fidelidad… La fidelidad lo aporta Él en la dote, porque yo no soy fiel ni puedo serlo. Y, desposada de esta manera, “en fidelidad”, yo pueda conocer al Señor, pueda Él hacer Alianza para siempre conmigo.