Un pequeño grupo de matrimonios ha decidido no tomar licores en su salida semanal y aportar al final de cada mes esa cantidad para organizaciones de caridad.
Pasear con el botellín de agua
Como la ONG Amigos de Silva que llevan desde hace 8 años diversos proyectos de para perforar pozos de agua en la región de Afar, la más calurosa de Etiopía (52º de temperatura), donde viven 1,5 millones de personas, y en la que tienen que recorrer distancias hasta de 5 kilómetros para poder acceder a ella, dejando de ir al colegio, cargando con 10 o 15 kilos en cada uno de sus viajes. Un modo sencillo de vivir este año las obras de misericordia, pues no se queda en un sentimiento abstracto sino que refleja ante el necesitado el rostro de Jesucristo como ha escrito el Papa Francisco en la Bula «Misericordiae vultus».
«Dame de beber» le dijo un buen día Jesucristo a una mujer junto al pozo de Jacob en la aldea samaritana de Sicar. Esta mujer vio a un judío que peregrinaba a Jerusalén y descubrió que era el Mesías, y después comunicó su entusiasmo a los vecinos, que disfrutaron unos días de la presencia de Jesús. Ahora apenas nos golpean las imágenes de mujeres y niños haciendo largas colas con recipientes para recoger un poco de agua bajo el sol abrasador de África. No es que el mundo le haya salido mal a Dios sino que a menudo algunos hombres son injustos apropiándose de lo que es patrimonio común. A gran escala esta obra de misericordia -dar de beber al sediento- compete a los poderosos que diseñan las políticas globales, y darán cuenta de su acciones a Dios. Y a pequeña escala nos compete a todos para administrar bien el agua que tenemos. Por eso son rechazables los egoísmos de regiones y poblaciones que impiden trasvases razonables para superar sequías y favorecer el desarrollo de los otros. También crece afortunadamente la sensibilidad para hacer un buen uso del agua y evitar derroches; porque llevar un botellín de agua al pasear es un lujo que no se pueden permitir en algunas regiones de África.
Enseñar al que no sabe
Como el organismo necesita el agua para vivir así también la mente necesita la verdad para desarrollarse y crecer como persona. Decimos con razón que los niños son como esponjas que absorben todo lo que ven y oyen. Hoy día los padres se ocupan de la educación de los hijos en cuanto al colegio, pensando mucho en el prestigio o en los idiomas, pero ¿cuántos están dispuestos a gastar en una educación integral y de calidad? Porque la fascinación por los idiomas, la informática o los negocios lleva a muchos a minusvalorar la formación moral y religiosa de los hijos.
Con todo, muchos padres entienden que el gasto en la educación de sus hijos es su mejor inversión. Otros no pueden elegir por falta de medios, y aquí entra la misericordia con sentido profesional de las fundaciones, becas y bolsas, o asociaciones de padres, que ayudan con mucha eficacia y discreción a la educación cristiana de las jóvenes generaciones.