- «Dices que amas a las flores... y las cortas.
- »Dices que amas a los pájaros... y los encierras en jaulas.
- »Dices que amas a los peces... y te los comes.»
- «Dices que amas a los animales... y los sacrificas.
- »Dices que amas a la naturaleza: árboles, prados, agua, aire, atmósfera... y la contaminas.»
De ahí que:
- Cuando dices: «Te amo»... tengo miedo.
- Cuando dices: «Te amo»... ¿qué querrás decir?
- Cuando dices: «Te amo»... ¿qué habrá detrás de tus palabras? ¿Intereses? ¿Egoísmo? ¿Donación?...
Hoy todo el mundo hablamos del amor. Pero cuántos equívocos sobre una misma palabra: amor-pasión, amor-interés, amor-sacrificio, amor-donación...
El lenguaje del amor verdadero nunca será comprendido por los egoístas.
Con frecuencia, y sobre todo cuando somos jóvenes, ignoramos que el amor tiene sus exigencias concretas.
- El verdadero amor no es una invención humana.
- La fuente del amor está en Dios.
- Un amor que rechaza a Dios es como si el agua maldijera a su fuente, afirman Galindo y Donayre.
El camino más corto para ir a Dios es el amor auténtico. Cuanto más se ama de verdad, más cerca se está de Dios. El amor es la fuente y fin de todo.
Porque tanto amó Dios al mundo... que dio a su Hijo único (Jn 3,16)
Alimbau, J.M. (1998). Palabras para momentos difíciles. Barcelona: Ediciones STJ.