Recuerdo que en los años 90, varias veces haciendo zapping me encontraba con una monjita un tanto anciana que hablaba desde un estudio. Pese a mi fe, pensaba de antemano que sería muy aburrido escuchar los “sermones” de una religiosa en medio de tanta oferta televisiva.
Una vez, en enero de 1999 decidí quedarme viendo a la Madre Angélica y descubrí que se trataba de un programa formativo y muy entretenido en el que combinaba palabras muy sencillas, sabias sobre la fe, la vida eterna, el llamado a la santidad. Palabras siempre sazonadas con su característico sentido del humor que provenían, creo yo, de la profunda alegría que da el seguir a Cristo.
El pasado domingo de Pascua, la vida de la Madre Angélica se apagó y nació para la vida eterna. Tenía con 92 años.
En el programa que me quedé viendo aquella vez, esta religiosa compartía que algunas de sus hermanas de su comunidad tenían cáncer. En lugar de tristeza se le veía mucha paz en su corazón. Decía con certeza que todos estábamos llamados a ir al cielo pero que esto dependía de que cada uno aceptara el plan de Dios en su vida. Aseguraba que si no lo lográbamos, nuestro espacio se quedaría vacío allí para siempre.
"No se puede ir al cielo odiando a alguien. Perdona ahora", dijo una vez. Así comencé a engancharme con sus programas y a investigar quién era esta religiosa.
En su biografía escrita por Raymond Arroyo narra la fundación en 1981 el canal Eternal World Television Network, EWTN. Comenzó en el garaje de su convento con 20 empleados y sin dinero. Las donaciones llegaban de manera inesperada. Siempre estuvo convencida de que si el Espíritu la había inspirado, los recursos aparecerían. Hoy EWTN transmite su programación 24 horas en 144 países y tiene cerca de 400 empleados.
Su nombre de pila fue Rita Rizzo. Sufrió el divorcio de sus padres cuando tenía seis años. Su infancia y adolescencia estuvieron marcadas por la pobreza y la inestabilidad. Y en medio de estas condiciones descubrió el llamado a ser religiosa. A los 21 años ingresó a la comunidad de las Clarisas Pobres de la Adoración Perpetua en Cleveland, Ohio, y allí tomó el nombre de Madre Angélica.
Tras un accidente en el convento donde vivía la Madre Angélica corrió el riesgo de no volver a caminar y decidió prometerle a Dios que si la curaba, fundaría un monasterio en el sur de los Estados Unidos, en la zona conocida como el “cinturón bíblico” en el que los católicos representaban solo un dos por ciento. La religiosa quedó curada y fundó en 1961 el Monasterio de Nuestra Señora de los Ángeles en Irondale, Alabama. Ocho años más tarde incursionó en la radio para la cadena WBRC. También fundó la comunidad de los Misioneros Franciscanos del Verbo Eterno.
La Madre Angélica sufrió un accidente cerebrovascular en 2001 que la dejó en cama por 15 años.
Ha muerto una grande. Una religiosa que trabajó, incluso desde su lecho de muerte para que sus compatriotas y miles de personas en el mundo entero comprendieran de manera sencilla las verdades de la fe. Son impresionantes las historias de algunos televidentes que tuvieron su primer encuentro con Dios decidiendo, después hacer zapping, ver y escuchar el mensaje que esta monjita tenía para darles (y sin los prejuicios que, confieso, tuve yo en un inicio).
La Madre Angélica nos ha enseñado que la fe es un tesoro que se comparte y que no tiene por qué relegarse solo al ámbito privado.
Hoy se hace vida lo que dijo una vez en uno de sus programas: "Supongo que así debe ser morir: estar listo y ser capaz de mirar hacia atrás a las luchas de la vida y saber que Dios era tu compañero constante".
Artículo publicado inicialmente en elcolombiano.com