Para abordar sus dudas le pregunté si le parecía bien hacer dieta para verse más delgada y esbelta, más “bella”. Como es lógico estuvo totalmente de acuerdo. Le pregunté si estaba justificado el esfuerzo y el sufrimiento de hacer dieta cuando tenemos el objetivo de la belleza por delante. También me contestó afirmativamente. El pregunté por la respuesta social y personal ante los esfuerzos de la dieta, indicándome que tanto ella como las personas que le rodean, le dan mucha importancia a estar bonita. Entonces le pregunté si hacer un esfuerzo físico y emocional para alcanzar un “tipo de belleza alternativa” sería también admisible, asumible. Me respondió afirmativamente. Entonces ¿Por qué no hacer este esfuerzo para ser espiritualmente más bello, más santo? ¿No es de ignorantes justificar la belleza aparente y olvidamos una belleza trascendente? Además, la belleza trascendente es mucho más importante que la belleza corporal. La belleza corporal según se cumplen años cambia y es menospreciada por la sociedad. La belleza espiritual, la santidad, es para siempre. Para toda la eternidad.
¿Qué pasa con la abstinencia de carne? Si podemos comer huevos, leche, pescado y cientos de alimentos alternativos ¿Qué sentido tiene no comer carne un día? Buena pregunta. A continuación pueden ver un anuncio de un día sin comer carne y no tiene nada que ver con la religión.
¿Qué sentido tiene para un amante de los animales dejar de comer carne el día 10 de este mes? La respuesta es sencilla: es un acto simbólico para sentirse integrado en un grupo de personas que tienen las mismas inquietudes y además sirve para concienciar a las demás personas. Pregunto ¿No tenemos los cristianos más razones para no comer carne los viernes de todo el año y especialmente en Cuaresma?
Escuchemos al Apóstol, que dice: Somos, en efecto, hijos de la luz e hijos de Dios; no somos de la noche ni de las tinieblas. Caminemos honestamente, como en el día; no en comilonas ni borracheras, no, en amancebamientos ni impudicicias, no en querellas ni envidias; antes bien, revestíos del Señor Jesucristo, y no os entreguéis al cuidado de la carne satisfaciendo sus concupiscencias. Si esto hacéis, cantáis de todo corazón: Este es el día que hizo el Señor. Si vivís bien, vosotros sois lo que cantáis. ¡Cuántos se emborrachan en estos días! ¡A cuántos en estos días les parece poco embriagarse, y hasta se pelean torpe y cruelmente! Los tales no cantan: Este es el día que hizo el Señor. El Señor les responde: «Sois tinieblas; no os he hecho yo.» Si queréis ser el día que hizo el Señor, vivid bien, y poseeréis la luz de la verdad, que nunca se pondrá en vuestros corazones. (San Agustín. Sermón 230 – noche de Pascua)
La abstinencia es un acto simbólico de mayor trascendencia que el amor por los animales. Es trascendente porque nos ayuda a decirnos a nosotros mismos que somos parte de un grupo de personas que quieren ser santos y por lo tanto, queremos vivir de forma diferente que una sociedad que valora los excesos y corrupciones. Para el cristiano la carne tiene un sentido simbólico, tal como se puede leer en el texto de San Agustín. Representa el pecado hiere nuestra naturaleza humana y que nos impide escuchar a Dios y cumplir su Voluntad. Abstenerse de carne todos los viernes de año nos recuerda este deseo y compromiso vital que adquirimos al ser bautizados: ser santos. Queremos que Dios se trasparente a través de nosotros. Queremos ser santos con la ayuda de la Gracia de Dios. Queremos que cada acto de nuestra vida tenga significado y sentido. No nos mueve y conmueve, aparentar y simular lo que no entendemos, sentimos y queremos, para sentirnos acogidos y bien vistos por la sociedad. Por eso la abstinencia tiene un sentido mucho más profundo y transformador que dejar de comer carne un día para el bien de los animales. Nuestra conversión y la de nuestros hermanos tiene siempre trascendencia y sentido, por eso nos abstenemos de comer carne y lo hacemos con plena conciencia de lo que hacemos.
“Caminemos honestamente, como en el día”, para llevar la Luz del mundo (Cristo) a las demás personas. Queremos vivir según la Voluntad de Dios, para que la Luz de la Verdad nunca desaparezca de nuestros corazones. Si dejar de comer carne tiene sentido para quienes aman a los animales ¿Por qué no lo puede tener para quien desea ser santo?