En la Eucaristía del miércoles de Ceniza, el papa Francisco, en presencia de más de 700 Misioneros de la Misericordia, ha pronunciado una homilía extraordinariamente sencilla y al mismo tiempo extraordinariamente eficaz para vivir el sentido cuaresmal.
Inicia su homilía el Papa con una palabra muy evangélica: La usa el profeta Isaías en capítulo 5 y el evangelio en diversa ocasiones. Sobre todo San Juan el capítulo 15. Arrastramos muchas ramas inútiles y con frecuencia chupones que nos dejan escuálidos. No nos gusta la poda; pero sin ella, todo serán apariencias y no produciremos los frutos que el Señor espera. “El papa Francisco ha deseado que la cuaresma sea un tiempo de una
En las lecturas de este miércoles se perciben dos invitaciones importantes para vivir la cuaresma.
Primera. La invitación de san Pablo para que nos reconciliemos con Dios. No es una sugerencia, sino una súplica en nombre de Cristo. Él sabe que somos frágiles y pecadores y conoce la debilidad de nuestro corazón. El sabe que necesitamos sentirnos amados para hacer el bien.
En este camino de volver al Señor mediante el Sacramento de la reconciliación, señala el papa tres obstáculos que pueden impedir un acercamiento profundo a Jesucristo: “El Santo Padre ha advertido que puede haber algunos obstáculos, que cierran la puestas del corazón. Está la tentación de
Otro obstáculo del que ha hablado e papa Francisco es la
Un tercer obstáculo es el
Segunda. Nos viene del Profeta Isaías en la primera lectura: . Es necesario volver porque nos hemos alejado. Jesús no solo quiere curarnos en esta cuaresma, sino llevarnos a la intimidad con Él. Para eso el Papa propone tres remedios: “En primer lugar la oración,