Vivimos en la era de las redes sociales, lo que favorece que estemos en comunicación, compartiendo diferentes cosas del día a día. La fe, como parte de lo que somos, está presente y es una buena oportunidad para darla a conocer de una forma interesante, creativa; sin embargo, todo debe darse en su justa medida, para evitar mandar un mensaje equivocado. En los últimos años, cada vez que es miércoles de ceniza, aparecen muchas personas que se toman una selfie y la suben a sus distintos perfiles. ¿Bueno o malo? Sin duda, todo depende de la intencionalidad del acto. No podemos ser tajantes, ni prejuzgar, pero sí plantear algunos elementos para cuestionarnos y evitar caer en lo superficial. Ante todo, plantearnos tres preguntas: ¿entiendo el significado litúrgico de la ceniza?, ¿me empeño en aprovechar la cuaresma a modo de trabajo interior? Y, finalmente, ¿qué impresión dejo en los demás al tomarme una selfie con dicha temática u orientación? A lo mejor, pensamos que es una idea genial, pero poco nos detenemos a reflexionar sobre los efectos. En otras palabras, ¿hacemos accesible la fe o, por el contrario, aparentamos? Cada uno, a modo de examen de conciencia, debe responderse. Quizá, en vez de ponernos nosotros como centro, podemos subir una reflexión o gráfico que recuerde el inicio de la cuaresma y, aun así, cuidar que no se nos pase la mano, subiendo demasiados mensajes que no den tiempo de “digerir” el primero. Recordemos que nos toca ser asertivos a la hora de comunicar.
El Evangelio de hoy (cf. Mateo 6,1-6.1618), justamente nos hace pensar sobre la importancia de evitar aparentar con la fe. En una parte, dice “cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como lo hacen los hipócritas…”. Fuerte, claro y, a la vez, sencillo. Por lo tanto, andar diciendo a los cuatro vientos que tomamos ceniza, podría confundirnos y confundir. Depende de la intención y eso implica ser sinceros con nosotros mismos. Lo principal, aquello que no debe faltarnos, es la congruencia. Quizá no quepa en una fotografía, pero marca positivamente la vida de los que nos rodean. Por ahí debemos comenzar. Lo demás, vendrá como consecuencia y habrá que valorarlo con sentido común.
Entonces, adelante al dar a conocer la fe en las redes sociales, pero hacerlo sin caer en una visión trivial o auto referencial. Hay que crecer en cultura religiosa. Recordar que el objetivo principal de la ceniza es recordarnos que vamos camino hacia Dios, que vale la pena aprovechar el tiempo, ¡la vida!, asumiendo el proyecto de Jesús.
El Evangelio de hoy (cf. Mateo 6,1-6.1618), justamente nos hace pensar sobre la importancia de evitar aparentar con la fe. En una parte, dice “cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como lo hacen los hipócritas…”. Fuerte, claro y, a la vez, sencillo. Por lo tanto, andar diciendo a los cuatro vientos que tomamos ceniza, podría confundirnos y confundir. Depende de la intención y eso implica ser sinceros con nosotros mismos. Lo principal, aquello que no debe faltarnos, es la congruencia. Quizá no quepa en una fotografía, pero marca positivamente la vida de los que nos rodean. Por ahí debemos comenzar. Lo demás, vendrá como consecuencia y habrá que valorarlo con sentido común.
Entonces, adelante al dar a conocer la fe en las redes sociales, pero hacerlo sin caer en una visión trivial o auto referencial. Hay que crecer en cultura religiosa. Recordar que el objetivo principal de la ceniza es recordarnos que vamos camino hacia Dios, que vale la pena aprovechar el tiempo, ¡la vida!, asumiendo el proyecto de Jesús.