Hoy en día el tema del sacerdocio femenino esta muy de moda, muchos católicos creen que la Iglesia debería ordenar mujeres sacerdotes, lamentablemente pienso esto se debe a que desconocen lo que ha dicho el magisterio sobre este tema: se trata de un tema que ya dejo cerrado San Juan Pablo II. ¿En que se basaba este santo Papa para decir la Iglesia no tiene autoridad para ordenar mujeres? Intentaremos dar los fundamentos de esta enseñanza en el presente artículo.
¿Qué dice la Biblia sobre la ordenación de mujeres?
Si la Iglesia no ordena mujeres es sencillamente porque no encuentra respaldo ni en la Biblia ni en la Sagrada Tradición y en consecuencia no pueden basarse en los dos pilares básicos de nuestra fe para desarrollar esta doctrina. La Iglesia no tiene potestad para ello, en ninguna época se ordenaron mujeres, siempre fueron varones, y no fue por la mentalidad de la época sino porque asi era la voluntad de Dios.
No se puede negar que hay mujeres que podrían ser oradoras más conmovedoras que algunos sacerdotes y brindar más consuelo dentro del confesionario. Pero el debate sobre la ordenación no se trata de quién podría ser un mejor sacerdote, sino de quién podría ser sacerdote.
Entonces, si las habilidades de una mujer no están en duda, ¿qué impide que la Iglesia la ordene? Por un lado, debe notarse que el Señor no ordenó a ninguna mujer. Seleccionó a todos sus apóstoles, y ninguno era mujer.
Algunos dicen que estaba obligado por las normas culturales de su época a suprimir los roles de las mujeres, pero nadie ha podido probar que ese fuera su motivo. Además, esto acusa a Jesús de sexismo y pinta un retrato inexacto de Cristo, quien no tuvo reparos en romper las normas culturales con respecto a la interacción con las mujeres (Mateo 9:20; Lucas 7:37; Juan 4:27). La idea de las sacerdotisas no le era desconocida, ya que era una práctica común en las religiones de su época y cultura, aunque no en el judaísmo. (Si Jesús hubiera querido mujeres como sacerdotisas, habría tenido a la candidata ideal en María. Aquí había una mujer que podría haber pronunciado las palabras de consagración literalmente: “Este es mi cuerpo. Esta es mi sangre”).
Había otros roles que Cristo tenía en mente para las mujeres. Por ejemplo, jugaron un papel clave en la difusión del Evangelio, siendo los primeros en difundir la noticia de Cristo resucitado. También se les permitía orar y profetizar en la iglesia (1 Cor. 11:1–16), pero no debían asumir la función de enseñar en la asamblea cristiana (1 Cor. 14:34–38; 1 Tim. 2:1). –14), que estaba restringida al clero.
Por otro lado debemos recordar:
Y al que vosotros perdonareis algo, yo también; porque si algo he perdonado, a quien lo he perdonado, por vosotros lo he hecho en la persona de Cristo;, 2corintios 2,10
Los sacerdotes, actuando en la persona de Cristo, ofrecen el sacrificio de la Misa y perdonan los pecados . Cuando el sacerdote ofrece la Misa, es Cristo quien se ofrece; Cuando el sacerdote confiesa es Cristo quien perdona los pecados (Cf. Jn 20,22-23). Es Cristo quien actúa por medio de los sacerdotes para comunicar Su propia vida.
El Ofrecer misa y perdonar pecados, fue otorgado por Cristo a los apostoles todos ellos varones ninguna mujer, es por eso esto es función de hombres, este sacerdocio Cristo lo establecio para hombres, y la Iglesia desde siempre asi lo ha creído. San Pablo en 2 Corintios 2 dice el actúa en la persona de Cristo. Si el sacerdote actúa en la persona de Cristo, y este era persona humana de sexo “hombre” la identificación ha de ser con el sexo masculino para que la identificación con Cristo sea más plena.
Hebreos 7:28 Es que la Ley instituye Sumos Sacerdotes a hombres frágiles: pero la palabra del juramento, posterior a la Ley, hace el Hijo perfecto = para siempre. =
Es bien clara aquí la Sagrada Escritura, es a los hombres a los que se les instituye como Sacerdotes no a las mujeres. Si se hubiera contemplado ambas opciones debería entonces haberse escrito el similar en la Escritura pero un versículo similar no viene. Probamos entonces la institución de Sacerdotes según este versículo es solamente para los hombres. Cuando san Pablo hablaba de Ley se refería a la Ley de Moisés y de sacerdotes al sumo sacerdote judío, heredero del sacerdocio aarónico, el cual se administraba exclusivamente a hombres. ¿Por qué no cuestiona a los judíos que solo ordenaran hombres al sacerdocio en los tiempos de Aaron? Cristo no cambio esto, no existe evidencia en el NT donde enseña que también puede haber “sumos sacerdotisas” sino que sigue eligiendo hombre y dándoles autoridad para actuar en su persona (2Cor 2,10).
¿Pero en las Escrituras se habla de Febe, como diaconisa, entonces ella recibió el sacramento del orden?
La cita en cuestión es esta:
1 Les recomiendo a nuestra hermana Febe, diaconisa de la Iglesia de Cencreas,2 para que la reciban en el Señor, como corresponde a los santos, ayudándola en todo lo que necesite de ustedes: ella ha protegido a muchos hermanos y también a mí. Romanos 16,1-2
La palabra griega "diácono" es simplemente una palabra genérica que significa "siervo"; y así es como Pablo está usando la palabra, genéricamente. Ella era una sierva en la Iglesia, lo que podría significar cualquier cosa, desde una niñera hasta una virgen consagrada (es decir, una proto-monja), como lo fueron las hijas de Felipe en Hechos 21:9.
La palabra clave es “ protegido” que en griego es προστάτις realmente el significado de esta palabra es: patrona, protectora, guardiana, se trataría de una mujer que ayudaba con sus recursos a San Pablo y otros hermanos. Se trataba entonces de una mujer como Priscila y Lidia, mujeres RICAS que cuidaron de las necesidades de los Apóstoles y financiaron sus ministerios.
En definitiva estaríamos hablando de mujeres consagradas o religiosas que ayudaban a los apóstoles con sus necesidades y otros recursos, lo que hoy podrían llamarse monjas. Lo que esta claro es que no existe evidencia de que Febe ayudara en la liturgia de la misa, como si lo hacen los diáconos ordenados, por todo ello no podemos afirmar fuera una “diaconisa” ordenada, simplemente era una benefactora de los apóstoles.
¿Qué enseñaron los santos Padres sobre la ordenación de mujeres?
La Tradición de la Iglesia es unánime, nunca fueron ordenadas mujeres para ejercer como sacerdotes en la liturgia. Ciertamente tenemos un documento llamado “constituciones apostólicas” que en su libro III habla de diaconisas pero para una misión especial: ayudar en el bautismo y la unción de mujeres. El predominio universal del bautismo por inmersión y la unción de todo el cuerpo que lo precedía, hizo que fuera apropiado que en esta ceremonia las funciones de los diáconos fueran desempeñadas por mujeres (Constituciones Apostólicas Libro III sección 2). Como en la actualidad los ritos del Bautismo y de la unción son diferentes, ahora no se suele bautizar por inmersión ni tampoco se procede a la unción de todo el cuerpo de la persona, carece de sentido querer recuperar este término cuando lo que realizaban ya no se realiza en la Iglesia de hoy.
“Cuando una viuda es nombrada ella no es ordenada, pero ella será escogida por nombre..Dejemos la viuda por palabra solamente y dejémosle ser reconocida entre las viudas. Pero ella no deberá ser ordenada, porque ella no ofrece oblación ni tiene el ministerio. Pero la ordenación es para el clero en cuenta de su ministerio. Pero la viuda es nombrada para invocación y eso es todo.”
San Hipolito ,Tradicion Apostolica,1,4,5(A.D. 215)in AT,20-21
Nosotros no permitir que nuestra 'para enseñar a las mujeres en la Iglesia', pero sólo para rezar y escuchar a los que enseñan, por nuestro Maestro y Señor, Jesús mismo, cuando nos enviaron a los doce discípulos del pueblo y de las naciones , no enviar a ninguna parte a las mujeres a predicar, aunque Él no quería tal. Por allí estaban con nosotros la madre de nuestro Señor y Sus hermanas, también María Magdalena y María la madre de Santiago, Marta y María y las hermanas de Lázaro; Salomé, y algunos otros. En efecto, si hubiera sido necesario para que la mujer enseñar, él mismo había mandado estas también instruir a la gente con nosotros. Por "si la cabeza de la esposa que el hombre," no es razonable que el resto del cuerpo deben regir la cabeza ".
Didascalia fragmento en las Constituciones de los Santos Apóstoles), III: 6 (AD 225), en ANF, VII :427-8
“ Así mismo en el caso de las diaconisas, y generalmente en el caso de aquellas quienes han sido enrolados entre su clerecía, dejen que la misma forma sea observada. Y nos referimos por diaconisas a aquellas que han asumido el habito, pero quien, ellas no tienen imposición de manos, son contadas solamente entre los seglares”
Concilio de Nicea, Canon 19 (AD 325), en NPNF2, XIV: 40
"Es cierto que en la Iglesia hay un orden de diaconisas, pero no por ser sacerdotisa, ni para cualquier tipo de trabajo de la administración, sino por el bien de la dignidad del sexo femenino, ya sea en el momento del Bautismo, o de examinar a los enfermos o de sufrimiento, de modo que el cuerpo desnudo de una mujer no puede ser visto por los hombres administrar los ritos sagrados, pero por el diácono. "
San Epifanio, Panarion, 79:3 (AD 377), en JUR, II: 76
Pepucianos o Quintilianos, así llamados por cierto lugar que Epifanio llama ciudad desierta. Ellos, convencidos de que es algo divino, la llaman Jerusalén. De tal manera dan solamente a las mujeres el primer puesto, que hasta ejercen el sacerdocio entre ellos. Realmente dicen que Cristo se apareció en figura de mujer en la misma ciudad de Pepuza a Quintila y Priscila, por lo cual se llaman también quintilianos. Hacen también éstos con la sangre de un niño lo que hemos dicho antes que hacían los catafrigas. En efecto, se dice que nacieron de ellos. Finalmente, otros dicen que la tal Pepuza no es una ciudad, sino que fue la villa de Montano y sus profetisas, Prisca y Maximila. Y porque vivieron allí, el lugar mereció llamarse Jerusalén. (Libro Las Herejias. San Agustin de Hipona)
¿Qué ha dicho la Iglesia sobre este tema?
Roma ya se pronunció en su momento sobre este tema y de forma clara, precisa y lo más importante definitiva., esto se produjo por el Papa San Juan Pablo II en su documento magisterial "Carta Apostolica Ordinatio Sacerdotalis" en el último punto de la carta deja zanjado definitivamente el tema:
Si bien la doctrina sobre la ordenación sacerdotal, reservada sólo a los hombres, sea conservada por la Tradición constante y universal de la Iglesia, y sea enseñada firmemente por el Magisterio en los documentos más recientes, no obstante, en nuestro tiempo y en diversos lugares se la considera discutible, o incluso se atribuye un valor meramente disciplinar a la decisión de la Iglesia de no admitir a las mujeres a tal ordenación.
Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia.
(Carta Apostólica Ordinatio Sacerdotales nº 4- San Juan Pablo II)