La ofensiva continúa en todos los frentes, con el objetivo de demoler, hasta los cimientos, la civilización forjada en el Cristianismo. Toda Europa, todo occidente y especialmente España sufren su acoso, no son casualidades, ni “cortinas de humo”, las pasadas y futuras leyes del aborto, de libertad religiosa, de memoria histórica, del divorcio expres.
Solo los muy ingenuos o aquellos que por cobardía-comodidad no quieren enterarse pueden pensar que a ellos no los alcanzará.
Ningún partido político, con representación parlamentaría, pretende, ni es capaz de evitar la que se nos viene encima: el derrumbe de la civilización del amor, de la vida, del hombre…
¿Qué podemos hacer?, ¿Caer en la desesperanza?, ¿permanecer impasibles?... El gran Leonardo Castellani ya vislumbró (vislumbró porque comenzó a vivirla) esta época que nos ha tocado vivir, la que Dios, en su infinita providencia, ha designado para cada uno de nosotros.
La clave está en no caer en la desesperación ni el desánimo, recordando que a nosotros nos corresponde el actuar sabiendo que solo a Dios corresponde la victoria.
Dios no nos pide que venzamos, sino que no nos dejemos vencer.
En su profética y teológica novela “Su Majestad Dulcinea” Castellani pone en boca de su principal protagonista, El Cura Loco, el siguiente discurso que hoy hago mío y os ofrezco a todos. Pongámonos en marcha…. ¡Comencemos el movimiento! Y no nos preocupemos de más.
“Supongamos que este movimiento sea ahogado en sangre, como lo fue el movimiento vendeano cuando la Revolución Francesa ¡y tantos otros nacidos con móviles santos, y después fracasados, como la séptima y última cruzada! Bellum fácere cum sanctis et víncere eos (Hacer la guerra a los santos y vencerlos. Apoc. 13, 7) Pero Dios nunca ha pedido al hombre que venza sino que no sea vencido. Si con recta conciencia caemos, con recta intención y evitando en nuestra lucha toda maldad y mentira, hemos dado testimonio de que creemos que lo divino existe en lo humano, hemos atestiguado indirectamente la Encarnación del Verbo, y hemos traspasado a Dios la obligación de la defensa y la venganza. Bien sé yo que los estados son cosas creadas – y creadas por el hombre por cierto – y que un día serán instrumento del Hombre de Pecado, Hijo de la Perdición. Pero mientras no me conste que ya todo está viciado y no hay ya resquicio a la esperanza, tengo derecho – tengo derecho porque tengo deber – de propugnar todos los valores humanos y culturales creados por la Iglesia de Occidente, y que llevan para mí el nombre de España1
… - Porque yo no defiendo ahora sino solamente mi FE - … contra la herejía mas sutil que existe, la última herejía, dentro de cuyo caldo nacerá el Anticristo… porque este democratismo que se nos impone con la mentira y la violencia2, es una cosa religiosa, es el Cristianismo de Cristo pero sin Cristo …. Adulterado, tergiversado y vaciado de su contenido; y rellenado…. De un contenido satánico.
- A la manera que la Iglesia dice: Extra Ecclesiam nulla Salus, ahora esta Contra-Iglesia o mejor dicho Pseudo-Iglesia proclama: Fuera de la “Democracia” no hay salvación”
Y para que toda esta declaración no se quede en un bello discurso me propongo, os propongo, a partir de hoy:
1.- Vivir con la mayor intensidad posible la vida de gracia, haciendo más y mejor oración, frecuentando los sacramentos.
2.- Santificarme en lo pequeño y en lo grande cumpliendo en primer lugar con mis deberes de estado, como cristiano, como padre, como esposo, como hijo, como español, como profesional…
3.- Amar y orar por mis enemigos. (Buena iniciativa aquella de “apadrina un político”)
4.- Dar testimonio siempre que pueda, sin respetos humanos, con valentía
5.- Servir a la unidad, huir de toda soberbia y mira personal.
6.- Servir con eficacia, en la medida de mis posibilidades y según mi vocación: en casa, la parroquia, el movimiento, la escuela, el trabajo, el sindicato, en la asociación que sea, el partido político, en los medios de comunicación….tambien con mi voto, mi acción social….
7.- Ser contemplativo en la acción, no cayendo en un mero activismo, divinizando (en la medida que todo lo haga unido a Cristo) cada acción que realice.
Un viejo ideal medieval proponía ser mitad monjes y mitad soldados y, precisamente, eso es lo que se nos demanda hoy por nuestra condición de bautizados.
Militia est vita hominis super terram. (Job 7, 1)
Germán Menéndez
- Republica de Argentina en el original, Dios y D Leonardo me perdonen, pero para el caso es lo mismo y se ajusta más a los destinatarios de este post
- Decir esto ahora no se si es exageración por mi parte o profecía
PS. Una buena forma de poner todo esto en práctica será acudir a la manifestación del 17-O, Dios mediante, allí nos vemos.
Cristo Rey, Grupo Jesse
Cristo Rey, Grupo Jesse