Los cristianos son el grupo religioso más perseguido del mundo
Hoy los cristianos constituyen, a escala planetaria, la comunidad religiosa más constante, violenta e impunemente perseguida. Se ha llegado a afirmar que estamos asistiendo a «un verdadero genocidio cristiano». Ello  es lo que sucede de forma singular en Irak y Siria.
 
Se han buscado razones sociales, históricas y políticas para explicar por qué son tan perseguidos los cristianos. Pero no nos dan la respuesta que necesitamos. A la luz de la Revelación, podemos decir que existe una lucha que atraviesa toda la Biblia, desde el Génesis al Apocalipsis, la lucha sin tregua entre el espíritu del mal que quiere alejar al hombre de Dios y Dios que quiere salvar al hombre. Nos dice el Apocalipsis, el Maligno, simbolizado en el dragón  al no poder devorar al Hijo (Ap 12,4-5), ni a la mujer (Ap 12, 1316), “Despechado por el fracaso, el dragón se fue a hacer la guerra al resto de los hijos de la mujer, es decir, a los que cumplen los mandamientos de Dios y se mantienen como testigos fieles de Jesús” (Ap 12,17).  Esta es la realidad oculta detrás de toda persecución. El Maligno a través del mundo sigue persiguiendo a Cristo en los cristianos (Hch 9, 4-5).
 
  1. Un clamor se dirige a Dios por los cristianos perseguidos
 
En la actual circunstancia histórica, son miles los cristianos que han preferido ser asesinados a convertirse al islam. Son millones los que lo han perdido todo por no convertirse al islam, y no dejan de implorar la ayuda de Dios. El Papa ha instado a todos a orar por los cristianos perseguidos, ellos mismos nos lo piden también.

Por su unión con Dios, el cristiano no puede olvidar los sufrimientos de sus hermanos de fe. Debería tener grabados sus sufrimientos en su mente, en su corazón y en su alma (Cf. Is 49, 1516). Por ello, el llamamiento del Cardenal Filoni le debería llegar a lo más profundo de su ser: “Por favor, ayúdenles, cárguenles a sus hombros, como sus hermanos, sus hermanas, sus hijos, son vuestros hijos, sus ancianos, son vuestros ancianos” (aci/27.8.2014). 

El sacerdote, el contemplativo, el religioso, el cristiano orante y comprometido, puede decir como David: “no daré sueño a mis ojos, ni a mis párpados adormecimiento” (Sal 132, 3-4), hasta que se haga realidad una aurora de esperanza para tantos cristianos que sufren tan cruel persecución.  De este modo ayudaremos a Cristo que sufre en cada uno de los cristianos perseguidos.
 
  1. ¿Cómo interceder ante Dios por los cristianos perseguidos?
 
Conscientes de que no puede darse oración cristiana sin la acción del Espíritu Santo. Por ello lo invocamos, para que nos capacite suplicar con fe a los grandes intercesores y con ellos suplicar a Jesucristo, y El presente nuestras súplicas al Padre para que actúe con su omnipotencia, haga cesar tan grave persecución contra los cristianos, la Iglesia sea evangelizada y evangelizadora, reine la paz y la justicia en el mundo.

Es el Espíritu Santo quién nos hace sensibles a los sufrimientos de los cristianos perseguidos y nos mueve a interceder de la forma más eficaz posible ante Jesucristo.  Si el causante último de esta gravísima persecución contra los cristianos a escala mundial es el Maligno. Nos podemos preguntar a quiénes Dios ha dado potestad para proteger del espíritu del mal y/o lanzarlo al abismo. Según la Palabra de Dios y la Tradición, son ante todo tres: San Miguel Arcángel, la Virgen María y san José.
 
3.1. Suplicar la intercesión de los ángeles y arcángeles
 
La Iglesia a lo largo de los siglos ha experimentado la ayuda misteriosa y poderosa de los ángeles. De forma particular de san Miguel Arcángel, ya que es el arcángel protector de la Iglesia universal, así como de Israel. Dirá el Papa Francisco: “Miguel lucha para restaurar la justicia divina; defiende al pueblo de Dios de sus enemigos, y sobre todo del enemigo por excelencia, el diablo. Y san Miguel vence porque en él es Dios quien actúa” (D. 5.7.2013). Si es precisamente el Maligno el causante último de la persecución contra los cristianos, no dejemos de implorar a san Miguel arcángel con la oración de León XIII, “San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla. Sé nuestro amparo contra la perversidad y asechanzas del demonio. Reprímale Dios, pedimos suplicantes, y tú Príncipe de la Milicia Celestial, arroja al infierno con el divino poder a Satanás y a los otros espíritus malignos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. Amén”. De este modo enviando al abismo el espíritu del mal que instiga a cometer tan graves atrocidades contra los cristianos que no quieren convertirse al islam, éstos libres de las insidias del mal, depongan las armas y sean artífices de un mundo en paz.

Supliquemos la ayuda de los ángeles custodios de las personas y de las naciones, para que nos ayuden a alcanzar de Dios el ser liberados del integrismo islámico, lo cual favorecerá que cese la persecución a los cristianos y el fin de guerras que promueven la expansión del islam mediante las armas o el terrorismo. Pidamos también a los ángeles, que presenten nuestras oraciones a Dios y nos ayuden a no desfallecer en nuestra oración de intercesión.
 
3.2. Suplicar la intercesión de la Virgen María, san José, los santos y mártires
 
Los cristianos cuando se han enfrentado al islam, para impedir su expansión o reconquistar territorios que habían caído bajo su dominio, han experimentado en tal modo la ayuda de la Virgen María, que se la invoca bajo la advocación de “Auxilio de los cristianos”. Por la historia podemos constatar que una de las oraciones más eficaces para ser liberados del peligro del islam, cómo para que la Virgen María alcance de Dios el don de la paz, es el rezo del santo rosario. La cristiandad rezando el rosario a instancias de san Pío V, se venció en la batalla de Lepanto y por un tiempo se alejó de Europa el peligro del islam. Acogiendo el mensaje de la Virgen en Fátima, se rezó intensamente el santo rosario para alcanzar la paz, y el fin de la I Guerra Mundial, llegó a los pocos meses. Invoquemos la intercesión de la Virgen con la «Salve Regina», que fue escrita cuando las huestes de Almanzor iban a incendiar la basílica de Santiago de Compostela.

En estos momentos en que los cristianos son tan perseguidos en tantas naciones, no dejemos de implorar la  protección de san José, que las letanías lo invocan como terror de los demonios. León XIII hizo que toda la Iglesia lo invocara: “asístenos propicio desde el cielo, fortísimo libertador nuestro en esta lucha con el poder de las tinieblas; y como en otro tiempo libraste al Niño Jesús del inminente peligro de su vida, así ahora defiende a la Iglesia santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad”. No dejemos de poner bajo la protección y custodia particular de san José, a tantos cristianos perseguidos que sin hogar, viven errantes o en grandes campamentos de refugiados, aterrados por todo lo que han vivido. San José, que fue el fiel custodio de la Virgen María, y la protegió de todos los peligros, yendo incluso al exilio, supliquémosle que proteja a tantas niñas y mujeres cristianas que han sido esclavizadas por los musulmanes, para que sean liberadas, y con paz puedan alabar y bendecir al Señor.

Entre los santos que han protegido de forma singular a los cristianos en su lucha contra el islam, se encuentra Santiago Apóstol.

La intercesión de los mártires ante Jesucristo es poderosísima. Ahora que de nuevo sube al cielo el clamor de decenas de miles de cristianos que han preferido morir a convertirse al islam, de los familiares que lloran su muerte, de las mujeres cristianas que están esclavizadas por islamistas, de los niños vendidos como esclavos. Al que se une el clamor de cristianos de todo el mundo y personas de buena voluntad que claman a Dios ponga fin a tanta crueldad.
 
3.3. Suplicar a Cristo para que alcance del Padre el fin de la persecución a los cristianos
 
Un momento privilegiado para implorar la mediación de Jesús ante el Padre es durante la celebración eucarística, de modo particular después de comulgar. Otro momento sería a la tres de la tarde, con el rezo de la corona de la misericordia. Se li pide a Jesús que interceda ante el Padre, mostrándole sus propias llagas, y le diga en palabras del Papa Francisco: “¡Pero, Padre, este es el precio de ellos! Ayúdales, protégeles. Son tus hijos que yo he salvado, con esto´. […] ´Este es el precio, ahora no les dejes solos. Ayúdales” (HDSM 3.6.2014). A la vez le presente los sufrimientos de los mártires, de los confesores que por permanecer fieles a El sufren lo indecible, y le suplique que ponga fin a tan gran persecución.

El Padre conmovido por la petición de su Hijo al que le acompaña todo su cuerpo místico, le concede cuanto le pide, de modo que “la abundancia de los favores de Dios se desbordará en nosotros” (Ef 1,7). Por ello el pueblo cristiano y la misma humanidad experimentará la ayuda poderosa de san Miguel Arcángel, que lanzará con el poder de Dios al abismo a Satanás y los espíritus inmundos, de modo que liberados de las insidias del espíritu del mal, y por un don del Espíritu Santo dé a los musulmanes radicalizados o no el alejarse de la aplicación estricta del islam, deseen construir junto con los demás, una humanidad en la que todos vivan dignamente y en paz. A nosotros nos conceda redescubrir las raíces cristianas de nuestra cultura, amemos a Cristo y con gozo comuniquemos a todos la Buena Nueva del Evangelio.