Un sueño natural es el mejor remedio para tener buenos nervios y la condición previa para tener buena salud. Durante la noche se regeneran los nervios. Una buena vida onírica recarga los nervios como se recarga una batería descargada. Santa Hildegarda lo explica así en su libro Causae et Curae:
“Cuando el hombre duerme su médula (nerviosa) y sus nervios se restauran y se fortalecen y cuando está despierto sus nervios se disminuyen y debilitan, como la luna crece en su fase creciente y se empequeñece en fase menguante…. Si pues los nervios del ser humano están cansados por el trabajo y agotados por el estado de vigilia, durante la noche, al hombre le entra el sueño y puede dormirse fácilmente porque el alma nota la necesidad el cuerpo”. (CC 81, 11-20)
Santa Hildegarda también evoca todos los procesos de restauración-regeneración que se producen durante un sueño reparador (que serían bloqueados por la acción estupefaciente de un somnífero químico):
“Entonces en el sueño, el alma del ser humano revigoriza los nervios con todas sus fuerzas reagrupadas y así fortifica los huesos, regenera la sangre (hematopoyesis), renueva los tejidos, reúne los distintos miembros (regeneración del pericondrio) y amplifica en el subconsciente la sabiduría y la ciencia del hombre…pero en el sueño la médula nerviosa se calienta porque entonces ella crece, se engorda y se clarifica”. (CC 81, 32-82, 4).
De manera que el sueño inducido por el efecto estupefaciente de un somnífero, no es un sueño reparador. Santa Hildegarda también hizo notar que la vida onírica depende mucho de nuestra preparación personal para conciliar el sueño y nuestra actitud frente a él. Los “restos” del día, los problemas no resueltos etc., pueden desembocar en pesadillas.
De ahí la gran importancia de los preparativos a realizar antes de ir a dormir. Únicamente una disposición relajada y equilibrada nos puede garantizar buenos sueños. No es recomendable pues ni ver la televisión, ni leer cosas excitantes ni jugar a videojuegos estresantes etc., antes de ir a la cama. Es preferible dar un paseo para oxigenarse, leer un buen libro y, eventualmente, eliminar los “restos” del día tomando un poco de vino apagado (Pág. 197 del Manual de Medicina de Santa Hildegarda), que es muy eficaz para relajarnos. Hay estímulos relajantes que a, través de los sensores cutáneos, preparan al sueño como, por ejemplo, un baño caliente con lavanda, caminar pisando agua. Tener junto a nuestra cabeza una almohadita de betónica, o poner debajo de la almohada una laja de jaspe rojo, pueden poner remedio incluso a casos de insomnio crónico. Esta almohada colocada al lado de la cabeza es eficaz casi al 100% en tales perturbaciones del sueño.
Además de estos remedios “materiales” hay que tener en cuenta la parte espiritual: un dicho antiguo dice que uno no puede nunca irse a dormir sin haberse puesto en paz consigo mismo y con el mundo. Cada día deberíamos acabarlo como si fuera el último y fuéramos a encontrarnos con nuestro Dios Padre, creador del Cielo y de la Tierra y cada mañana deberíamos comenzarla, como si fuera la mañana de nuestro primer día, con una acción de gracias al Señor por el don de la vida.
Como aún estáis a tiempo, os recordamos a todos los amigos de Santa Hildegarda que viváis cerca de Madrid, que el día 23 de enero, una parte del equipo de Casa Santa Hildegarda estaremos encantados de encontraros en la Jornada sobre Alimentación y Salud.