No hay que confundir criaturas de Dios, con hijos adoptivos de Dios. Todos los humanos, con los seres que tienen vida vegetal, animal o racional son “criaturas” de Dios; es decir proceden del poder creador del Uno Trino. Sólo los bautizados, que tienen fe en Cristo Jesús, son propiamente “hijos adoptivos” de Dios.
Tanto la Sda Escritura, como la Tradición de la Iglesia, el Magisterio oficial de la misma y el Catecismo de la IC, así lo han enseñado a lo largo de los siglos. No quiero abrumar al lector con infinidad de citas que probarían lo anteriormente dicho. Para no generar confusión, todo creyente en la Palabra de Dios, debe profesar que “hay un solo bautismo –el sacramento instituido por Cristo con agua y fuego en el Espiritu- para el perdón de los pecados” y por el cual se hace hijo adoptivo de Dios. Por este sacramento, podemos llamar a Dios “Padre nuestro”, y si somos hijos, somos también herederos de su Reino de vida eterna. Esta es la fe de la Iglesia que todos los cristianos nos gloriamos de profesar.
MIGUEL RIVILLA SAN MARTIN