Lerma, 11 de diciembre
Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
¿TE LLEVAS TÚ?
El primer día de los ejercicios espirituales, el sacerdote, en la charla, hablaba constantemente de dejarnos hacer, de dejar que sea Cristo el que tenga la iniciativa. Que no debíamos marcar estos días en función de nuestros propósitos o directrices, sino dar la mano al Amado y adentrarnos con Él, dejándonos llevar... ¿suena bien verdad?
¡Suena genial! ¡Fue como tomar un buen "Cola-Cao" cargado de energía! Y así salí: con el corazón encendido y... me encontré con "mi horario" perfectamente diseñado el día anterior, desde la hora de levantarnos hasta la hora de ir a la cama, paseos, lecturas y tareas incluidas. Fui corriendo a la capilla y, ya, quería todo, que me hablase el Señor ya de una cosa, de otra. Cogí un libro por si ahí leía algo que me "tocase"... y, al rato lo dejé; miré la libreta y no termianba de parar por dentro; al estar en la capilla y el resto en el Novi, llegué a inquietarme porque quizá me estaba perdiendo algo interesante; llegaron las Vísperas, donde me concentré para prestar la atención máxima que me había propuesto, y me descubrí en mi despiste.
Ahí sentí que era yo la que llevaba las riendas: mi horario, mi rato con Él ocupándolo con mil cosas, las Vísperas en las que tenía que buscar qué me quería decir el Señor... y me di cuenta de que no, que no tengo que tener yo las riendas porque, si las tengo yo, podré leer, me podré entusiasmar por momentos, podré ver cosas que me ayuden... pero no dejaré que sea Él el que entre en mí, no me dejaré sorprender, ni que mi corazón se configure al de Cristo, ni que camine por caminos insospechados, pues mis "certezas" y seguridades me impedirán descubrirlos.
Ayer fue diferente: un día completo en el que Él marcaba el ritmo, un día sorprendente con momentos de sólo mirarLe, de estar, de disfrutar de su presencia haciendo eco en mí de lo que en las charlas íbamos escuchando. Ayer fue diferente, ayer fue sorprendente.
Hoy el reto del Amor es que no hagas de tu día algo cuadriculado. Ya ves que a mí se me truncaron el horario, los propósitos, incluso las directrices que marqué para estos días. No tengas miedo, vive desde la certeza de que Él hoy va actuar por medio de ese hijo que te pide ayuda, de esa amiga que te da un consejo, de esa intuición que te brota del corazón y que te hace visitar, escuchar con calma o llamar a alguien... Puede que nada te cuadre, pero prueba a dejar que el día, en lugar de hacerlo tú cuadriculado, Él lo haga multiforme. ¿Te fías?
VIVE DE CRISTO
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