- Las inevitables fluctuaciones: hoy subes, mañana bajas;
- Situaciones de placer y días de dolor;
- Tiempos de exaltación y tiempos de humillación;
- Ciclos favorables y épocas desfavorables;
- Horas para el buen humor y otras para la melancolía.
Hay quien se exalta fácilmente -si las cosas le son favorables- y se hunde -si le son desfavorables, contrarias-.
Hay quien exulta en la prosperidad, en la salud.
Hay quien se deprime hasta lo indecible ante la prueba, la adversidad, la enfermedad.
Es muy importante saber, tener presente que:
- Nada en este mundo es permanente y duradero;
- Todo es mudable y finito;
- Todo está sujeto a cambio.
Los maestros espirituales suelen recomendar:
- No te apegues al disfrute, al placer, al gusto.
- No odies el dolor y adquiere el espíritu de sacrificio.
- Ten la mente puesta en Dios.
- Mantén tu fidelidad y firmeza:
Tanto en el goce... como en el sufrimiento;
Tanto en el momento bueno... como en el malo;
Tanto en los halagos... como en los insultos;
Tanto cuando estés encimado en la gloria... como cuando estés en el madero de la cruz... porque, no olvidemos:
Nada es duradero.
Como decía santa Teresa de Jesús:
- «Todo se pasa.»
Alimbau, J.M. (1998). Palabras para momentos difíciles. Barcelona: Ediciones STJ.