Ayer celebrábamos el martirio de San Pedro Poveda. Su nombre encabeza al grupo de 1.914 mártires de la persecución religiosa (1934-1939) que han sido canonizados y beatificados desde 1987.

Este texto se ha extraído del libro Plan de Vida, 7ª edición, publicaciones de la Institución Teresiana, Madrid, 1955, páginas 67 a 71. El libro se publicó por primera vez en 1910 con licencia eclesiástica del Obispo de Jaén.

EJERCICIO DEVOTO DE LA PRECIOSA SANGRE

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Por la señal de la Santa Cruz, etc. Señor mío Jesucristo, etc.

  1. Eterno Padre, por los infinitos méritos de la Sangre preciosísima que derramó vuestro Divino Hijo, nuestro adorable Redentor, en el día de la Circuncisión, rendida y confiadamente os suplicamos que libréis a la nación española de los incalculables males del laicismo y de la escuela neutra. Padre nuestro, etc. 
  1. Eterno Padre, por los infinitos méritos de la Sangre preciosísima que derramó vuestro Divino Hijo, nuestro adorable Redentor, en la Oración del Huerto, rendida y confiadamente os suplicamos que protejáis las obras y fundaciones que tienen por objeto la formación del magisterio católico. Padre nuestro, etc. 
  1. Eterno Padre, por los infinitos méritos de la Sangre preciosísima que derramó vuestro Divino Hijo, nuestro adorable Redentor, en la dolorosa Coronación de Espinas, rendida y confiadamente os suplicamos, que el profesorado católico adquiera la abnegación y el valor necesarios para rechazar las seducciones de los enemigos y desempeñar con santa libertad e independencia su difícil misión. Padre nuestro, etc. 
  1. Eterno Padre, por los infinitos méritos de la Sangre preciosísima que derramó vuestro Divino Hijo, nuestro adorable Redentor, en la penosa Carrera del Calvario, rendida y confiadamente os suplicamos, que las instituciones postescolares sirvan para edificación y no para ruina de cuantos en ellas toman parte. Padre nuestro, etc. 
  1. Eterno Padre, por los infinitos méritos de la Sangre preciosísima que derramó vuestro Divino Hijo, nuestro adorable Redentor, en el supremo martirio de la Crucifixión, rendida y confiadamente os suplicamos, que las escuelas españolas sigan las orientaciones de nuestra Santa Madre la Iglesia en todos los ramos de la enseñanza. Padre nuestro, etc. 

Eterno Padre, os ofrecemos las lágrimas, mil veces adorables, derramadas al pie de la Cruz por la más pura criatura, vuestra Hija predilecta, María Santísima, nuestra Madre, y por sus méritos os suplicamos defendáis a los niños de las acechanzas de todos los que de uno u otro modo les impiden ir a Jesús. Tres Ave Marías.

San Casiano, rogad por los maestros.