Este es nuestro protagonista. Se trata del hermano de La Salle MIGUEL FEBRES CORDERO que fue canonizado por san Juan Pablo II el 21 de octubre de 1984. Afirma Javier Ocampo que es «uno de los autores de textos escolares de mayor influencia en Hispanoamérica desde finales del siglo XIX y en la primera mitad del siglo XX. Se recuerdan los textos de Aritmética, Álgebra y Geometría del Hermano Cristiano G.M. Bruño, que formaron a los colombianos, ecuatorianos y de otros países de Hispanoamérica. Escribió más de cincuenta textos de lenguaje español y literatura, ortografía, física, botánica, religión, historia sagrada, tabla de logaritmos, contabilidad, y otros. La Colección de Textos de G.M. Bruño es una de las más variadas y de trascendencia en la textología de Hispanoamérica». Lo que afirma este estudioso colombiano sobre nuestro protagonista de hoy, en realidad se puede afirmar también para España y muchos recordarán de sus años escolares los "textos Bruño" con los que estudiaron.
Datos biográficos
Nació en Cuenca (Ecuador) el 7 de noviembre de 1854. Su nombre de pila fue Francisco Luis Florencio, el cual cambió por el de Miguel al hacerse religioso. Después de aprender sus primeras letras en la escuela de los Hermanos Cristianos de su ciudad natal, entró a dicha comunidad cuando contaba con 15 años de edad. Se especializó en Pedagogía y Literatura, para dedicarse luego durante toda su vida a la educación de la niñez y de la juventud. Escribió libros piadosos, de poesía, textos de matemáticas e historia, en un total de unas 63 obras entre libros y folletos. En 1875 publicó su Gramática de la Lengua Castellana, que ha conocido numerosas ediciones. Por todo ello mereció ser nombrado, en 1892, miembro de número de la Academia Ecuatoriana de la Lengua. En 1907 viajó a Francia donde continuó impartiendo clases. Con ánimo de restablecer su quebrantada salud, en 1910 se trasladó a España, donde murió a la edad de 56 años. Quiero reseñar tres acontecimientos...
Con los pies torcidos por el camino recto
Así se titula una biografía escrita en 1974. Y es que gran decepción y tristeza se llevó su familia al ver que el pequeño niño había nacido con los pies deformes que lo dejó sin movilidad durante aproximadamente cinco años, sus padres, estuvieron siempre atentos al cuidado de la salud del pequeño Francisco. A la edad de cinco años, mientras contemplaba un rosal ubicado en el patio de su casa, le pareció ver a una hermosa dama quien de inmediato comenzó a decir:
-¡Miren qué hermosa es la Señora, que está sobre las rosas!
Los padres al percatarse del llamado de su vástago, acudieron a observar, pero hicieron caso omiso al no poder ver nada especial, sin embargo, el niño continúa diciendo:
-¡Miren que hermosa es! Tiene un vestido blanco y un manto azul. Me llama y me quiere llevar.
En ese momento Francisco se habría levantado sin problema alguno y comenzó a caminar, fue una sorpresa para todos, la Virgen Inmaculada se apareció al niño, según la tradición familiar. Cabe recalcar que en el mismo año en que nació Miguel, justo al mes siguiente, el beato Pío IX proclamaba el dogma de la Inmaculada Concepción de María.
Perseguido en la Semana Trágica de Barcelona en 1909
Tras una vida dedicado a su Ecuador querido su santidad irradiará también en el viejo continente. En 1904, como consecuencia, en Francia, de las leyes hostiles a las congregaciones religiosas, muchos Hermanos de La Salle, no pudiendo ejercer su apostolado en su propio país, deciden expatriarse. Numerosos son los que optan por España y los países de América latina. La necesidad de procurar a esos valerosos lasalianos el conocimiento indispensable de la lengua castellana, mueve a los Superiores a trasladar al Hermano Miguel a Europa para que pueda dedicarse a la composición de textos apropiados para un estudio acelerado de dicho idioma. Tras unos meses de estancia en París, el Hermano Miguel se traslada a la Casa Generalicia de los Hermanos en Lembecq-lez-Hal (Bélgica).
Enteramente dedicado a su nueva tarea, su virtud no deja de irradiarse en su nuevo ambiente. Pero el clima belga, tan diferente del de su propio país, no le favorece, y los Superiores juzgan conveniente trasladarlo a España, asignándole como residencia el Centro internacional lasaliano de Premiá de Mar, en la provincia de Barcelona. Los jóvenes formandos admiran la cultura y la sencillez del Hermano Miguel no menos que su gran amor de Dios.
En el mes de julio de 1909 ráfagas de viento revolucionario llegan hasta Premiá de Mar y poco después sobreviene la "Semana Trágica". Ante la frecuencia de actos de violencia anticlerical, los Superiores se ven precisados a trasladar a Barcelona a formandos y formadores hallándoles un refugio en el embarcadero del puerto y luego en el colegio N.S. de la "Bonanova". En esos momentos trágicos el Hermano Miguel se hace custodio de las formas consagradas de la capilla de Premiá.
Pasada la borrasca revolucionaria los Hermanos regresan a Premiá de Mar. Mas ahora es el Señor quien llama a Sí a su fiel siervo. A finales de enero de 1910 contrae una pulmonía que su débil organismo no llega a superar. Tras una agonía de tres días y confortado con los santos sacramentos, el Hermano Miguel entrega su alma a Dios el 9 de febrero de 1910. La noticia de su muerte es acogida con emoción y llanto. La República del Ecuador proclama un duelo nacional. El óbito fue publicado por La Hormiga de Oro el 5 de marzo de 1910.
Años después, también La Hormiga de Oro -el 2 de diciembre de 1926- dedica cuatro páginas a la conclusión del proceso de canonización y al traslado de su cuerpo.
Otra profanación más del cuerpo de un santo durante los días de la persecución religiosa
El día 12 de mayo de 1925, en virtud de una autorización pontificia de la Sagrada Congregación de Ritos (la entonces Causas de los Santos), se procedió a la exhumación de los restos mortales del Hermano Miguel, que habían sido colocados en un humilde nicho del cementerio de Premiá (bajo estas líneas publicó La Hormiga de Oro la foto).
En importante procesión fúnebre los restos del Siervo de Dios fueron llevados a la iglesia parroquial de la villa, y, después de un solemne funeral, al noviciado de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, en cuya capilla recibieron sepultura.
El cuerpo estuvo enterrado allí hasta el 21 de julio de 1936.
«Ese mismo día es profanada la tumba de Miguel Febres Cordero, hermano ecuatoriano de La Salle que vivió y murió en Premiá de Mar [bajo estas líneas el Colegio de La Salle], y que desde 1925 estaba enterrado en un nicho empotrado en la pared de la capilla. Extrajeron los despojos y echaron los huesos por el patio. Alguien, incluso, llegó a golpear la calavera, dicen, como si chutara una pelota. La sotana y sus huesos quedaron esparcidos allí durante días. El albañil premianense Jaume Crespo recogió dos vértebras y una clavícula, que escondió en su casa. Los milicianos también prendieron fuego a la celda nº 9, donde había objetos personales, escritos y reliquias del hermano Miguel. Destruyeron a fuego 4.000 ejemplares de una biografía abreviada recién salida de imprenta. Al enterarse de los hechos, las autoridades de Ecuador, alertadas por algún vecino de Premiá, tal vez el doctor José Martí Casas o mosén Pere Solé, reclamaron la entrega de los restos. Días más tarde, el cónsul ecuatoriano llegó con una bandera nacional para recogerlas y repatriarlos. Los restos del hermano llegaron a Ecuador el 7 de febrero de 1937».
[Texto elaborado por X. Martín a partir de la información aportada por Jordi Amat al libro Premiá de Mar, 1931-45. República, Guerra Civil y Primer Franquismo, editado por el Ayuntamiento de Premiá de Mar y la editorial El Clavel 2001].
El cónsul de Ecuador en Barcelona era el licenciado Colón Serrano, que propició el traslado en el Vapor Orazzio. Llegaron a Guayaquil el 7 de febrero de 1937 y fueron conducidos a Quito, la capital, en donde fueron recibidos con una acogida triunfal. Su tumba se convirtió en centro de continuas peregrinaciones. Para venerarlo debes visitar la Catedral nueva de la Inmaculada Concepción de Quito.