Lerma,23 de octubre
Hola, buenos días, hoy Inés nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
CAMINOS EN EL CIELO
Esta mañana, al mirar el cielo, he visto con sorpresa que no había nubes, pero tampoco era el característico cielo azul castellano ni era nublado. No, estaba lleno de caminos cruzados, como rayas blancas de humo haciendo un tejido abierto. No he tardado en darme cuenta de que era el rastro de los aviones, porque, es curioso, pasan muchos por encima de aquí, debe de ser un cruce de los caminos del aire.
Ahora viajar en avión es muy común, y cada vez más, pero, cuando yo era niña (y no soy tan mayor) eso de los aviones se escapaba de las posibilidades reales. Entonces era como otro mundo más allá, inalcanzable, lo cual provocaba un asombro y un misterio capaces de abrir el corazón a algo más de lo que toco y palpo.
Cuando alguna vez vamos por la noche a la huerta, ya es común ver luces en el cielo que, de momento, parecen estrellas fugaces, pero pronto ves que son aviones. Ya te imaginas los asientos, las azafatas, los viajeros, los pilotos y los pones en la oración para que tengan buen viaje y sean felices, porque Cristo está entre ellos.
A partir de esto me pregunto si en este mundo, hoy, tenemos esa capacidad de asombro y sorpresa por algo, o todo está tan a mano… ¡pero no! El corazón del hombre tiene una clave auténtica que sólo puede abrir Cristo.
Cuando era novicia descubrí que mi vida era como caminar hacia ese horizonte donde vemos juntarse el cielo y la tierra, pero que, cuando te vas acercando, vuelve a marcarse más allá.
Hoy, tanto tiempo después, sigo caminando hacia el Horizonte. Ya hay "metas volantes" cubiertas, algunas con grandísima satisfacción, pero siempre el Horizonte se prolonga más allá, nunca está completo porque mi Horizonte es infinito, es Dios, y, en la medida de buscarlo y encontrarlo y seguirlo, también se va realizando el encuentro principal. Los caminos llegan hasta el Cielo. No dejan el rastro de los aviones, pero extienden unos lazos invisibles, aunque completamente ciertos, que te mantienen conectado al Amor definitivo.
El reto de hoy es levantar los ojos al cielo, mirar al Horizonte y no pararse en el camino, que todo llega, y bien, si Cristo está.
VIVE DE CRISTO
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