Durante estos días he podido meditar con atención la homilía del Papa en el inicio del Sínodo de la familia. Me parece una obra maestra. Partiendo de las lecturas del domingo correspondiente, el Papa el Papa señala tres aspectos importantes:
1º La soledad.
Cuando el hombre califica a los distintos animales y de alguna manera domina el universo, se siente solo. Nos encontramos antes del pecado. Por lo tanto la llamada al matrimonio es una llamada profunda hacia el matrimonio. No la llenan las demás cosas. Por eso se siente feliz cuando aparece la mujer. Por eso también la realidad esponsalicia es clave en la vocación consagrada.
“La soledad, el drama que aún aflige a muchos hombres y mujeres. Pienso en los ancianos abandonados incluso por sus seres queridos y sus propios hijos; en los viudos y viudas; en tantos hombres y mujeres dejados por su propia esposa o su propio marido; en tantas personas que de hecho se sienten solas, no comprendidas no escuchadas; en los emigrantes y los refugiados que huyen de la guerra y la persecución; y en tantos jóvenes víctimas de la cultura del consumo, del usar y tirar, de la cultura del descarte”.
Señala luego el Papa una serie de contrastes:
Casas lujosas poco calor de hogar y de familia.
Proyectos ambiciosos sin tiempo para disfrutarlos.
Medios sofisticados de diversión y vacío en el corazón.
Muchos placeres y poco amor.
Mucha libertad y poca autonomía.
“Son cada vez más las personas que se sienten solas, y las que se encierran en el egoísmo, en la melancolía, en la violencia destructiva y en la esclavitud del placer y del dios dinero”.
Termina el Papa este apartado con unas palabras tremendas: “Hoy vivimos, en cierto sentido la misma experiencia de Adán: tanto poder acompañado de tanta soledad y vulnerabilidad; y la familia es su imagen. Cada vez menos seriedad en llevar adelante una relación sólida y fecunda de amor: en la salud y la enfermedad, en la riqueza y la pobreza, en la buena y la mala suerte. El amor duradero, fiel, recto, estable, fértil es cada vez más objeto de burla y considerado como algo anticuado. Parecería que las sociedades más avanzadas son precisamente las que tienen el porcentaje más bajo de natalidad y el mayor promedio de abortos, de divorcios, de suicidios y de contaminación ambiental y social”.
2º El amor entre el hombre y la mujer
Las palabras del Génesis, 2, 18 “No está bien que el hombre esté solo; voy a hacerle alguien como él que le ayude”. Muestran que Dios no ha creado al hombre para la tristeza y la soledad., sino para compartir con otra persona su camino su camino, para vivir la experiencia de amor con ella. Es el mismo designio de Jesús en el Evangelio: “Al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne”. (Mc 10, 8, Gn 1, 27; 2, 24)
Jesús dice el Papa ante la pregunta que le hacen responde de forma sencilla e inesperada: “Restituye al origen de la creación, para enseñarnos que Dios bendice el amor humano, es él el que bendice el amor entre dos personas que se aman y los une en la unidad y en la indisolubilidad. Esto significa que el objetivo de la vida conyugal no es solo vivir juntos sino también amarse para siempre. Jesús restablece así el orden original y originante”.