Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 25
Santa Clara de Úbeda es un monasterio inigualable. En sus aposentos pernoctó la reina Isabel la Católica, cuando iba a la conquista del último grano de Granada en manos del moro Boabdil. Las clarisas ubetenses tienen unas manos magistrales para cocinar unos dulces que ponen a la venta a la clientela fija y pasajera, que visita las calles y plazas de la ciudad de los cerros, patrimonio de la Humanidad. La monja tornera siempre atiende tras las tablas oyéndose una dulce voz con contenido avemariano. Tan tranquila estaba, que un pájaro con cuentas pendientes con la Justicia, osó llamar y mentir sobre un posible premio. Se llevó el no por respuesta. Pero volvió a insistir a una hora intempestiva y la hija de Santa Clara entreabrió el postigo, momento aprovechado por el atacante para cogerla del cuello, mancillar la clausura y acosar a una mujer consagrada, quien lo engatusó dándole el gran capital del día: unos treinta euros. Con ellos el individuo salió, llevado por el diablo como una exhalación. ¡Lástima, que no siga frente al convento el viejo cuartel de la Guardia Civil. ¡ El susto de la comunidad contemplativa ha sido muy grande. Las autoridades han encontrado al causante de esta fechoría, que es un viejo conocido de los banquillos judiciales. Ahora se espera que tenga el merecido castigo a su exagerada actuación delincuencial. Nos acordamos de aquella copla que el inolvidable Carlos Cano dedicó a las monjas que elaboran con primorosas manos dulces navideños y de todo el año. La repetimos dedicada a las clarisas ubetenses:
“En el convento de las esclavas de Santa Rita (de Santa Clara)
Andan las monjas dale que dale por la cocina,/ Con las sartenes y las perolas en los fogones/
Y las tinajas llenas de tortas de chicharrones/ El torno rueda, rueda que rueda "Ave María"/
Y la tornera: "Pues sin pecado fue concebida"/"¿Que quieres niño?" "¿Tiene usted dulce de calabaza?"/ "Recién salidos, da gloria verlos como la escarcha"./ A freír ya los pestiños/ Hermanas, que es Navidad/.
Estribillo:
Alacena de las monjas/ Que te dan gloria bendita/ Pastelillos de toronja y dulce de leche frita/
Se dice que fue la Virgen que en sueños se apareció/ A la madre superiora y esta receta le dio:/
Medio kilo azúcar blanca/ Agüita del avellano/ Y al perol la calabaza/ Tres Salves,…”
Hermanas clarisas de Úbeda, paz y bien, paciencia y oración, perdón y olvido. Sigan con su trabajo, que anticipa la dulzura celestial en la tierra de de los olivos de nuestro Jaén.
Tenemos que vivir en una sociedad levantisca y revuelta, como ocurrió a San Francisco y Santa Clara, un momento histórico donde más necesitamos la oración ante el Señor Sacramentado, para rogarle prudencia y calma de espíritu, obras propias de toda alma consagrada al servicio de la vida contemplativa mediante los votos de la pobreza, la castidad y la obediencia.
Tomás de la Torre Lendínez