Año del Señor 2015
Lerma,28 de septiembre 
 
Hola, buenos días, hoy Joane nos lleva al Señor. Que pases un feliz día. 
 
"¡GRRRR!, ¡GRRRRRR!"
 
El monasterio, después de meses de obras, por fin vuelve a su ser y, con ello, cada mueble, cada cuadro y cada estatua a su sitio. Y allí estaba de vuelta mi querido santo Domingo, representado junto con el perro y la antorcha que le caracterizan.
 
Ya lo echaba de menos porque, al ver al perro, al ver con qué fuerza parecía sujetar con sus dientes la antorcha, me encantaba agarrársela cuando pasaba y fingir hacerle rabiar a la vez que emitía sus gruñidos "¡Grrrrrrrrr! ¡Grrrrr!"
 
Bajábamos Sión, Israel, Celia y yo a vísperas cuando me encontré con el retorno de santo Domingo. Y tiempo me faltó para... agarrar la antorcha y: "¡Grrrr!, ¡gr....! Ooh, oh..."
 
De repente, me vi con ella en la mano... ¡el perro la soltó! ¡Eso sí que no me lo esperaba!
 
Nos dio un ataque de risa nerviosa, pues la estatua va con antorcha incorporada y en ese momento estaba en mi mano, y, a su vez, se mezclaba con lo cómico de la situación. Tranquilo, que conseguí con delicadeza que el perro la volviese "a coger", y después me enteré de que ya estaba suelta... menos mal.
 
Ese perro de madera me dio una lección pues, con lo que me pasó, sé que, si vuelvo a intentar "hacerle rabiar", soltará directamente la antorcha... así que ahora paso de largo.
 
Cuántas veces vivimos con los hermanos peleando por una antorcha, buscando tener la razón, justificándonos, intentando salir victoriosos... Y hay temas que nos atascan un día, otro, y otro... Tenemos miedo a soltar el tema que inició todo: el malentendido, el gesto que nos hirió, la palabra inoportuna... Me he dado cuenta de que muchas veces agarramos con fuerza antorchas que nos hieren y no merecen la pena. ¿Cuántas veces has intentado solucionarlo, olvidar y no puedes? Sabes que como cristiano debes dar el primer paso, pero... no está en tus fuerzas hacerlo de corazón.
 
Hoy el reto del amor es pedirle al Señor el don de la reconciliación con esa persona que ahora te ha venido al corazón. Que de Su mano sueltes aquello que te hace enfrentarte con el otro, aquello por lo que se ha minado la relación. Que puedas soltar pidiendo al Señor el don del perdón, el don de dejar a un lado el rencor y poder volver a comenzar, el poder soltar en Cristo las razones, Él siempre saldrá por ti. Suelta la antorcha para poder tener paz de nuevo, para que puedas volver a amar.
 
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