2.- EN EL CORAZÓN MISMO DE ESPAÑA
Así lo expuso ampliamente el señor García Nocedal a cuantas personas creía dispuestas, entre ellas a un religioso a quien conoció por mediación de la marquesa de Unzá del Valle, de la Unión de Damas Españolas (este religioso debió ser el P. Calasanz Baradat, director espiritual de aquella asociación, cuya presidenta era la duquesa de la Conquista). Esta serie de encuentros al parecer fortuitos, le hicieron ver llegada la hora de realizar el plan acariciado desde antiguo, que venía a coincidir con el de don Francisco Belda de junio del año 1900.
No faltaron voces en contra de tal proyecto, aun por parte de personas bien intencionadas, que juzgaban mejor erigir la estatua en alguna plaza de Madrid y no en aquel cerrito alejado que en realidad no coincidía con el centro geográfico, como se decía… (Eso sucedía en 1914, a impulsos de la Obra cuyo nombre figura todavía esculpido en las piedras del Monumento: Unión de Damas Españolas del Sagrado Corazón de Jesús, con su secretario para la Entronización en los hogares y Consagración de las Familias). Aparecen dos hombres de influencia decisiva en aquellos momentos: el jesuita P. Oliver-Copons (director espiritual de la Unión de Damas) y el peruano corazonista P. Mateo Crawley, ambos secundados por sus respectivas congregaciones. Como primer paso en esta campaña, se erigieron más de ochenta secretariados provinciales y locales, y se puso en movimiento la red de centros del Apostolado de la Oración. A principios de 1916 quedó en lugar del P. Mateo el P. Baradat, y como presidenta la duquesa de la Conquista (María de la Natividad Quindós y Villaroel - bajo estas líneas), que había propuesto ya en 1905, a S. S. Pío X, la primera idea con ocasión de presentar la corona de la Virgen del Pilar para la bendición del Papa. Merece consignarse aquí la entrega entusiasta de esta noble señora hasta ver realizado su deseo en mayo de 1919.
3.- BAJO LA MIRADA DE LA VIRGEN
La ermita mariana que daba el nombre al Cerro de los Ángeles conserva todavía, esculpida en una lápida de mármol, la ejecutoria indiscutible que une en un solo recuerdo del origen franciscano de aquella primera idea y el comienzo de su realización, precisamente con ocasión de una peregrinación de terciarios el 21 de mayo de 1916, en el séptimo centenario del jubileo de la Porciúncula.
Ante unos tres mil peregrinos allí reunidos, expuso con ardor la primitiva idea del terciario señor García Rodrigo Nocedal, el P. Bernardino María Uzal, de la residencia franciscana de Murcia, que ahora la había hecho renacer la también terciaria duquesa de la Conquista. Fue acogida la idea por todos con el mayor de los entusiasmos (entre los oyentes estaban también los PP. Felipe, escolapio y Baradat, de los Sagrados Corazones). Y enseguida se puso todo en movimiento para llevarlo a la práctica.
En el Boletín del Obispado de Madrid se publicó una extensísima crónica de aquella histórica peregrinación franciscana, y se copiaba una circular para difundir y promover la cooperación eficaz de todos los españoles, con alusión expresa a las circunstancias difíciles de la guerra que ensangrentaba toda Europa, de la que prodigiosamente nos librara la Providencia. Firmaba la circular la duquesa de la Conquista y se añadían indicaciones prácticas para la rápida recogida de donativos y firmas que habían de figurar en el Monumento, cuya inauguración se soñaba para el próximo septiembre. La prensa católica se hizo eco de esos actos y deseos, y el P. Baradat escribía entusiasmado en El Debate de 24 de mayo de aquel año consignando fielmente la génesis y desarrollo de la idea. Otros periódicos y revistas hacían lo mismo, fomentando la colecta de todos los españoles. La primera piedra se colocó solemnemente el 30 de junio pese a ciertas campañas que parecían oponerse al proyecto. El Boletín del 10 de julio da cuenta del acto, consignando los nombres de los principales asistentes y colaboradores. El autor del proyecto era don Carlos Maura [bajo estas líneas, boceto del proyecto de Carlos Maura de 1909], y el escultor que se proponía entonces era el señor Irurozqui, que luego fue cambiado por don Aniceto Marinas.
El 25 de octubre inauguraban los Reyes, en el Palacio de Exposiciones la maqueta del Monumento, en la que se recogían las sugerencias de la Junta. Allí aparecían, junto al escudo de España, el emblema de los PP. Corazonistas y las figuras del P. Hoyos, Santa Margarita y San Francisco. Más adelante, para acelerar la ejecución, se nombró una comisión especial presidida por el marqués de Comillas.
Así lo contó La Ilustración artística en su número del 6 de noviembre de 1916:
En el Salón central del Palacio de Bellas Artes del Retiro está expuesto actualmente el proyecto de monumento al Sagrado Corazón que ha de erigirse por suscripción nacional en el Cerro de los Ángeles.
Consta el monumento, en primer término, de una grandiosa escalinata que se construirá en lo alto del Cerro y a la que se llegará desde una avenida que ha de arrancar de la carretera de Andalucía. Dicha escalinata termina en una meseta explanada al nivel del piso de la ermita y en el centro de ella se alza el monumento propiamente dicho.
El pedestal, en sección de cruz griega, se compone de dos cuerpos: el inferior va coronado por las figuras alegóricas de las Siete Virtudes, rodeando el cuerpo superior que sirve de plinto al Sagrado Corazón.
En el frente del pedestal va el escudo de España y en las otras tres caras el emblema de los Padres Corazonistas y dos relieves alusivos, uno de ellos a la promesa del Padre Hoyos y otro a San Francisco de Asís y a la Beata Margarita, por haber surgido la idea de la erección del monumento en una peregrinación de Terciarios Franciscanos.
El frente es una pirámide truncada de base cuadrangular y está coronado por la imagen del Corazón de Jesús, bellísima escultura de nueve metros de alto, obra del artista D. Rafael García Irurozqui.
La altura, desde el arranque de la escalinata hasta la escultura, es de sesenta y ocho metros y medio.
SS. MM. los Reyes D. Alfonso y D. Victoria inauguraron la exposición, acompañados del duque de Santo Mauro y de la duquesa de San Carlos. Fueron recibidos al pie de la escalinata por la duquesa de la Conquista, presidenta de la Junta central de la Congregación del Sagrado Corazón, las damas de la Junta y el alcalde de Madrid, duque de Almodóvar del Valle.
La duquesa de la Conquista presentó a los Soberanos al arquitecto D. Carlos Maura, autor del proyecto, acompañados del cual examinaron detenidamente la maquette, cuyos detalles les explicó dicho señor, a quien SS. MM. felicitaron, dedicando a su obra grandes y merecidos elogios.
Después pasaron las Reales personas a otro salón, en donde admiraron los proyectos de varias ermitas que se construirán en el Cerro de los Ángeles; varios relieves modelados por Cerveto con destino a las puertas de la ermita, y una imagen de la Virgen del Carmen modelada por Querol y regalada a la Congregación por el duque de Tovar. Al acto de la inauguración asistieron numerosos invitados, entre ellos tos marqueses de Comillas.
Según escribe el P. Legísima, al ver lo que iba a ser el monumento, monseñor Ragonesi, Nuncio de Su Santidad, exclamó entusiasmado: La imagen del Sagrado Corazón debe llevar en el nimbo luminoso no Reinaré en España, sino Reino en España. Y así se hizo en aquel monumento, como luego en el actual reconstruido.
4.- NO PUEDE FALTAR LA IMAGEN DE LA VIRGEN
Así se expresaba en carta a una religiosa de Almansa cuando el autor de la primera idea, don Francisco Belda, expresaba su admiración por ver ya casi realizada su propuesta de 1900. Pero ¡echaba de menos la imagen de la Virgen! (era el mes de mayo de 1918, un año antes de la solemne inauguración).
Parecía imposible darle cabida, sobre todo de forma artística y digna, cuando el escultor tenía ya planeado y casi terminado el pedestal, donde habría que añadir la figura de la Virgen. Después de largas disputas se logró modificar el proyecto, de modo que entre el escudo de España llevado hacia el Señor por manos de ángeles, resaltara en relieve la Inmaculada de Murillo como la mediadora ideal para realizar aquel simbolismo.
A partir de aquella fecha desaparecieron las dificultades de modo inesperado, y se empezaron los trámites finales para la inauguración del monumento y el acto oficial de la Consagración de España.