Los límites de la misericordia de Dios
El Papa Francisco está haciendo un esfuerzo ímprobo por dar a conocer y aplicar la misericordia de Dios. Eso es Evangelio puro. Pero la misericordia, tanto la divina como la humana, exige una correspondencia nuestra. Es decir, debemos ser dignos de lucrarnos de la misericordia teniendo de verdad un corazón arrepentido, y un deseo de vivir con fidelidad nuestra fe. La misericordia en la Iglesia no es “café para todos”. Dios es el que nos conoce, y debemos ser sinceros. No se trata, por tanto, de “levantar la veda” para “cazar” cada cual lo que le interese. Jesucristo dice que hay que seguirle cada cual con su cruz. No se puede abusar del amor de Dios. Y esto hay que pensarlo en vísperas del Año Jubilar de la Misericordia para no hacer tabla rasa de nuestros deberes morales.
Facilito un excelente trabajo elaborado por Víctor Manuel Castro, que nos clarifica el tema desde la Palabra de Dios. No se trata de negar la misericordia divina, sino interpretarla en sus justos límites según la Palabra de Dios.
Mateo 12:31 “Por tanto os digo: Todo pecado y blasfemia será perdonado a los hombres; mas la blasfemia contra el Espíritu no les será perdonada.”Mateo 3:10 “Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.” Mateo 18:8 “Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego eterno.”
Hay una doctrina muy generalizada que invita a los hombres a llevar una vida desordenada porque les es asegurado que al morir Dios los llevará al cielo con la etiqueta que ya Cristo murió por nuestros pecados y que Dios es perdonador y amoroso. Nada más alejado de la verdad. Tal doctrina, no proviene de Dios, porque Dios es justo y da a cada uno lo que le corresponde según sus obras. Para algunos es desconocido pero en la Biblia podemos leer que Jesucristo nuestro Salvador y redentor que entregó su vida por nuestros pecados, vendrá de nuevo pero ya no como salvador sino como Juez y su labor culminará separando a quienes son salvos en la eternidad y quienes no lo son. En el Evangelio leemos lo siguiente: Mateo 25:32-34 “y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.” (v 41) “Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.” ¿Por qué habrá de hacerlo así nuestro amoroso y misericordioso Dios? ¿Habrá dejado por fuera a algunos de sus pequeños sin otorgarles el perdón y la salvación?
San Pablo afirma: 1 Corintios 6: 8-10 “Pero vosotros cometéis el agravio, y defraudáis, y esto a los hermanos. ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.” Estos, y no otros son los que le reclamarán al Señor en el día final cuando sean apartados al infierno con el diablo y dirán: En tu nombre hicimos milagros Mateo 7:21-23 “ No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.”
Dios es abundante en misericordia, pero es fuerte y celoso, Éxodo 20:5 “No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, “ a lo que Pablo dijo: Hechos 26:14 “Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.” Y en Gálatas 6:7 “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.”
Quien piense que todos los seres humanos vamos a ir al cielo está totalmente equivocado pues nadie les ha enseñado acerca de la ira de Dios, como lo dice en Juan 3:36 “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él.” Romanos 1:18
“ Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; “Efesios 5:6 “Nadie os engañe con palabras vanas, porque por estas cosas viene la ira de Dios sobre los hijos de desobediencia.”Colosenses 3:5-7 “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia, en las cuales vosotros también anduvisteis en otro tiempo cuando vivíais en ellas.” La salvación proviene de nuestra obediencia a Dios aun cuando Jesús murió y nos perdonó pero dependerá de que seamos obedientes, y ¿Cómo podemos ser obedientes si desconocemos sus mandatos? Es necesario pues el conocimiento y por ello su palabra dice: Oseas 4:6 “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.” Jesús dijo: Juan 17:3 “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado”. Aclaramos que la ira de Dios se refiere a esa respuesta de Dios ante una libertad mal usada, y una actitud prepotente. Según el diccionario ira también significa indignación.
Todos aquellos que están bajo la creencia que pueden pecar y ser llevados al cielo al morir, están muy errados y mas quienes les hayan enseñado tal doctrina, Mateo 5:19 “De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.” El engaño de Satanás es el mismo aquel con Eva cuando Dios les advirtió no comer del árbol prohibido y comieron, la doctrina del diablo fue: Coman que nada les pasará. Mismo que también quiso aplicar a Jesús cuando le dijo: Mateo 4:6 “y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, m y, En sus manos te sostendrán, Para que no tropieces con tu pie en piedra.” Sabiendo que Jesús dijo: Juan 8:23: “Y les dijo: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.” Pues echarse abajo significa descender al nivel del mundo y hacer lo que Edmundo hace, pecar.
Los hijos de Dios hemos nacido del Espíritu Santo y tenemos la simiente de Dios en nosotros, vivimos pero no en la carne sino en el espíritu y ese espíritu que tenemos es de Jesucristo, por eso Pablo dice: 1 Corintios 3:16 “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” y como hijos somos obedientes al Padre. Y si el Padre dice: Sed santos como yo soy santo, es que nos está invitando a hacer morir lo carnal en nosotros y vivir conforme el espíritu de obediencia. Y eso significa haber nacido de nuevo. Jesús dice que es necesario, repito necesario nacer de nuevo. Juan 4:24 “Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.”
Dios tiene un límite en su misericordia y es que en su reino solo podrán entrar sus hijos en el espíritu, o como dice en alguna parte revestidos de Cristo, Gálatas 3:27 “porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis revestidos.” ¿Qué pasa con aquellos que han entrado al reino pero no están vestidos de Cristo? Porque algunos han entrado por la vía violenta como lo dice en Mateo 11:12 “Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el reino de los cielos sufre violencia, y los violentos lo arrebatan.” Pues esos están representados en el siguiente pasaje Mateo 22:1-14“Respondiendo Jesús, les volvió a hablar en parábolas, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo fiesta de bodas a su hijo; y envió a sus siervos a llamar a los convidados a las bodas; mas éstos no quisieron venir. Volvió a enviar otros siervos, diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid a las bodas. Mas ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro a sus negocios; y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron. Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos homicidas, y quemó su ciudad. Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la verdad están preparadas; mas los que fueron convidados no eran dignos. Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis. Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron, juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados. Y entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de boda? Mas él enmudeció. Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.”
Dios expulsará de su reino a los malos hijos conforme esta otra parábola: Mateo 13: 47-50 “Asimismo el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en el mar, recoge de toda clase de peces; y una vez llena, la sacan a la orilla; y sentados, recogen lo bueno en cestas, y lo malo echan fuera. Así será al fin del siglo: saldrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. “¿Qué es el horno de fuego? No será acaso el mismo infierno? Igualmente nos explica otra parábola diciendo: Mateo 13: 24-30 “Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña. Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? El les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? El les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero. “y más adelante explica: (v.v.36-43) Entonces, despedida la gente, entró Jesús en la casa; y acercándose a él sus discípulos, le dijeron: Explícanos la parábola de la cizaña del campo. Respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre. El campo es el mundo; la buena semilla son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo. El enemigo que la sembró es el diablo; la siega es el fin del siglo; y los segadores son los ángeles. De manera que como se arranca la cizaña, y se quema en el fuego, así será en el fin de este siglo. Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes. Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre. El que tiene oídos para oír, oiga.”
¿Hay algún cristiano que resista obedecer a los mandatos de Jesucristo? Juan 14:15 “Si me amáis, guardad mis mandamientos”
Dios tiene un límite en su misericordia y es que no tolera lo carnal en nosotros, por eso Jesús anuncia su doctrina diciendo: Juan 12:24 “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.” Y Pablo nos dice: Colosenses 3:5 “Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; “ sin olvidar esto: Vosotros sois de abajo, yo soy de arriba; vosotros sois de este mundo, yo no soy de este mundo.” Marcos 8:34 “Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.” Levítico 20:7 “Santificaos, pues, y sed santos, porque yo Jehová soy vuestro Dios.”
El que ama, aunque sea pecador, no tiene nada que temer porque Dios lo espera siempre como el padre del hijo pródigo, pero hay que volver arrepentidos y pedir perdón.
Publicado originariamente en https://victormcas.wordpress.com/2008/09/29/el-limite-de-la-misericordia-de-dios/
El Papa Francisco afirma:
"¡No hay ningún límite para la misericordia divina, ofrecida a todos!", proclamó el Papa.
"Jesús nos invita, casi nos ordena, a salir de la tumba en la cual nuestros pecados nos han hundido" expresó el Papa, quien incidió en que "sobre la Palabra del Señor nosotros creemos que la vida de quien cree en Jesús y sigue su mandamiento, después de la muerte será trasnformada en una vida nueva e inmortal"…El gesto de levantar a Lázaro de Jesús demuestra cuánto será la fuerza de la gracia de Dios, y por lo tanto, hasta dónde puede llegar nuestra conversión, nuestro cambio: no hay límite a la misericordia de Dios ofrecida a todos! El señor está siempre dispuesto a levantar la lápida de nuestros pecados, que nos separa de él, la luz de los vivos”.
No hay límites siempre que haya en nosotros una verdadera conversión. El único límite lo podemos poner nosotros cuando nos negamos a recibir el perdón y la Gracia