Armenia, es un pequeño país asiático, situado entre Turquía, Georgia, Azerbaiyán e Irán. Su capital es Ereván. Es bueno que miréis un mapa para que miréis dónde se encuentran ubicados estos Hermanos Ortodoxos que han vuelto a la plena comunión con la Iglesia Católica. Yo también he también he abierto el Atlas geográfico y buscar cuidadosamente dónde se encontraba.
El siete de septiembre del 2015, el papa Francisco y el Patriarca de Cilicia de los Armenios Gregorio Prietro Ghabroyán celebraron la plena comunión eucarística en la Misa de Santa Marta.
Es un hecho importante dentro del ecumenismo. Es la primera Iglesia que vuelve a la plena comunión con la Iglesia católica. Nos debe llenar de Alegría. Abre un camino precioso en una realidad tan difícil, desde el punto de vista humano. Demuestra, por otra parte, que nuestra plegaria por el ecumenismo es eficaz. Calladamente, el Señor y la Virgen Madre están realizando su obra.
Armenia es la primera nación que aceptó el cristianismo como religión de estado, el año 301 (trescientos uno). Doce años antes que el Imperio Romano. Influyó decisivamente San Gregorio el Iluminador. Sanó con sus oraciones al Rey perseguidor, Tiridates III, enloquecido por matar a la virgen cristiana, Hrispsime. A los pies de su cama oró hasta que el rey sanó de su locura.
Armenia ha sufrido dos persecuciones terribles por su realidad cristiana. La primera comienza en 1895. El Imperio Otomano, al que pertenecía esta nación, quiere limpiar todo lo que no sea musulmán. Perecieron entre 200.000 y 300.000 personas.
En 1910, los Jóvenes Turcos decretaron que era necesario acabar con los desidentes armenios. El 24 de abril de 1914 comienza el gran genocidio. Comienzan las marchas de la muerte hacia los campos de concentración sirios. En el memorial Tsitsernakaberd se hace memoria de las atrocidades cometidas durante este tiempo. Torturas, violaciones y todo tipo de atrocidades constituyeron la siguiente fase. A las mujeres les decían que, si querían pan para sus propios hijos, tenían que pagar esas migajas con su propio cuerpo. Después, marcaban sus propios rostros con tataujes para que se supiera que eran armenias y que habían sido violadas. Miles de familias tuvieron que dejar a sus familiares por el camino, exhaustos o muertos por inanición.
El papa Francisco ha calificado esta acción como genocidio. En misma Misa, proclamó a doctor de la Iglesia a San Gregorio de Narek.
Estos hermanos tan valientes han vuelto a la comunión con la Iglesia católica. En la celebración del 7 de septiembre, se cumplió el rito de las sacras especies, confirmando la raíz eucarística de la comunión entre el obispo de Roma, que preside en la caridad y la Iglesia patriarcal de la Cilicia de los armenios. Además del Papa y el Patriarca, asistieron el cardenal Sandri y todos los Obispos del sínodo de la Iglesia patriarcal armenio-católica.
El papa Francisco dio estas palabras que nos deben animar en el camino. “Queridos hermanos y hermanas, ¡no hay cristianismo sin persecución! Recuerden la última bienaventuranza: los levarán a las sinagogas, los perseguirán, los insultarán: este es el destino del cristiano.
Y hoy, ante hecho que sucede en el mundo, con el silencio cómplice de tantas potencias que podrían detenerlo, estamos ante el destino cristiano. Ir por el mismo camino