Lerma,10 de septiembre
Hola, buenos dÃas, hoy Sión nos lleva al Señor. Que pases un feliz dÃa.
EL ZAPATO DE LAS MONJAS
Una parte importante de nuestro hábito es el calzado: siempre zapatos negros. Santo Domingo decÃa que, para predicar la Palabra de Dios, habÃa que ir dignamente vestidos, elegantes. Y, efectivamente, durante todo el año llevamos los zapatos... pero eso también tiene sus inconvenientes. De tanto usarlos, siempre se rompe uno. Y siempre el mismo. Nos hemos dado cuenta de que a todas se nos rompe... ¡el zapato derecho!
Esta vez, le ha tocado el turno al mÃo. El otro dÃa descubrà que en la suela llevo una reproducción en miniatura del gran cañón del Colorado. Una raja en mitad del zapato... ¡y otra vez, el derecho!
Comentándolo juntas, descubrimos la explicación a tan curioso fenómeno. ¡Es el pie que se dobla al hacer la genuflexión ante el Sagrario! De tantas veces que pasamos a saludar al Señor, de tantas veces que vamos a la iglesia... ¡hasta el zapato acaba con una sonrisa en mitad de la suela!
Y no es para menos... Pues Cristo no sólo está dispuesto a romperse los zapatos por ti... es que se entrega totalmente, se deja romper entero por amor a ti. Él entregó su vida por ti, para que seas feliz, y quiso esconderse en un pedacito de pan, sólo por quedarse junto a ti, para que, siempre que le necesites, sepas dónde encontrarle. Ante este amor tan loco, tan incondicional... ¡hasta el zapato más duro acaba por romperse y sonreÃr de felicidad!
Asà pues, hoy el reto del amor es sonreÃr. Y, para ello... ¡sólo necesitas parar con Cristo! En tu oración, mÃrale, pÃdele sentir su amor y sorpréndete: ¡te ama sin reservas, tal y como eres! Deja que el Amor de Cristo dibuje una enorme sonrisa en tu cara... ¡y saluda con ella al entrar hoy en tu casa, en el trabajo, en el cole! ¡Feliz dÃa!
VIVE DE CRISTO
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