Que me perdone Dios por si escandalizo a alguien. Pero al obispo de San Sebastián deben aceptarle la renuncia cuanto antes. Que le ayuden a irse, ya que no pueden echarle. Por el bien de su diócesis, de su crédito pastoral, de la Iglesia universal... Es terrible que un obispo haya dado pie a tantas críticas a la Iglesia por decir lo que este pastor dijo ayer de los lobos que asesinan a sus ovejas.

 

Supongo que reza por los etarras. Y se lo agradezco, porque sólo Dios puede cambiar su corazón de serpientes en un corazón de carne. Pero insinuar la tortura en España y proponer el diálogo mejor que la aplicación de la ley a quienes matan con bombas lapa y tiros en la nuca... qué quieren que les diga. Se define a sí mismo. Porque como lo defina yo, me temo que iban a salir de mi boca los insultos que no quiero dedicarle a un, sorprendentemente, sucesor de los apóstoles.Como si fuese, con sus prédicas, a acercar a los aberchales a Cristo... Solemne idiotez. Que compruebe con su seminario y sus parroquias si sus soflamas han llenado o vaciado sus templos.

 

Por favor, que le acepten ya la renuncia. San Sebastián, España, la Iglesia no merece a alguien que dice esa sarta de memeces. Y que nos hace intuir, un día sí y otro también, hasta qué punto puede estar contento Satanás y sus secuaces con aquellos que se empeñan en ponerle de facto otro apellido a la Iglesia que no sea el de católica.

 

José Antonio Méndez