Lerma,13 de agosto
Hola, buenos días, hoy Inés nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
LA ECOLOGÍA Y MI JARDÍN
No sé cómo expresarme para no contradecir al Papa Francisco con su Laudato Si... Pero creo que él no tiene un jardín donde lleve un año trabajando para tener flores y, de repente, vea que los ratones le han horadado todo, que han hecho galerías entre los surcos y se están comiendo todas las raíces; las plantas están en el aire y, de un momento a otro, se secarán.
Cuando ayer vi en estas condiciones mi jardín de flores, me entró como una fiebre de rabia, indignación... y comencé a pisar y tapar todos los agujeros, lamentándome en alta voz, ¡no podía creérmelo! Además, como las plantas están altas y frondosas, no me había podido dar cuenta antes, y los ratones habían corrido a sus anchas por allí. La verdad es que en esos momentos no pensé en el Papa, sino en el flautista de Hamelin, y en el hortelano que pusiera veneno.
Pasó por allí Lety, y fue mi primer desahogo. Luego me fui a buscar a la procuradora, sor María, y a la priora, sor Ana, para suplicarlas que hicieran algo. Al fin desemboqué en la oración de la tarde y, claro, con la fuerza que ya llevaba yo, el Señor tuvo que iluminarme la cuestión... ¡y ya lo creo que lo hizo!
Me mostró una real alegoría, precisamente de acuerdo con la encíclica “Laudato Sí”, porque el Papa (me aclaró) no defiende a los ratones, sino al hombre entero, que necesita un ecosistema armónico, que da para vivir todos bien.
Pero la imagen que permanecía en mi retina eran las plantas en volandas y debajo todo hueco... No tardó el Señor en explicarme que así vivimos muchas veces: con una apariencia preciosa y, sin enterarnos, se están metiendo en nuestras raíces ideologías, costumbres, flojeras, etc. etc. que nos vacían y nos dejan en el aire.
Justamente esa mañana me comentaba la M. Priora (que cuida el jardín conmigo) que había ido a verlo y le había parecido que estaba estupendo.
Por eso es tan importante descubrir a tiempo lo que nos arruina y ponerle remedio, y, hermanos, sabemos el remedio a tanto engaño e idolatría: CRISTO.
Si encuentras ratones en tu vida (o, simplemente, los canales que dejan a su paso) ¡vuélvete a Él! Y grita que ponga pronto remedio; no dudes, pues no sólo tienes el mejor antídoto, sino que Él mismo lo es y se te regala entero.
Hoy el reto del amor es no quedarte en la indignación de los ratones, sino dar gracias por descubrirlos y poder poner solución antes de que se sequen las plantas. ¿Cuáles son tus ratones? ¿Por dónde pierdes fuerza? Busca al que puede darte VIDA. Feliz día.
VIVE DE CRISTO
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