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Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Mateo 21, 23-27
En aquel tiempo, Jesús llegó al templo y, mientras enseñaba, se le acercaron los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo para preguntarle:
«¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?».
Jesús les replicó:
«Os voy a hacer yo también una pregunta; si me la contestáis, os diré yo también con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan ¿de dónde venía, del cielo o de los hombres?».
Ellos se pusieron a deliberar:
«Si decimos “del cielo”, nos dirá: “¿Por qué no le habéis creído?”. Si le decimos “de los hombres”, tememos a la gente; porque todos tienen a Juan por profeta».
Y respondieron a Jesús:
«No sabemos».
Él, por su parte, les dijo:
«Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».
Se recrea.
A veces pretendemos ponernos a la altura del Señor, pero el Señor es Dios. No podemos tentarle pretendiendo forzarle a que se cumpla nuestro plan, no podemos negociar con Él ¡Es Dios! Y nosotros tenemos que vernos pequeños a la medida de lo que realmente somos en comparación con Él. Una distancia que supera en mucho las dimensiones del universo. ¿Qué vería de mí si me pongo en un extremo del universo? Pues mucho más pequeño soy comparado con la inmensidad de Dios en todos los aspectos: En grandeza, en sabiduría, en poder, en gloria, en amor… En todo esto hay tal distancia entre Dios y yo. Así le digo hoy, con todo el respeto, postrado ante Él: Majestad ¿Qué queréis hacer de mí?
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Paco: Esposa, que nuestro sí sea sí y nuestro no, no.
Mayte: Que seamos transparentes el uno con el otro, sin dobleces, sin dobles intenciones
Paco: Que seamos francos el uno con el otro y no haya nada oculto a nuestros ojos.
Mayte: Me encanta la pureza del camino que nos propone el Señor.
Madre,
Bendita sea Tú pureza y eternamente lo sea... Alabado Dios que en esa pureza se recrea.