“Una bendición recíproca: El Papa Juan Pablo II y el Pueblo Judío”, es el título de la exposición que se abre hoy en el Vaticano (Brazo de Carlomagno, del 29 de julio al 17 septiembre) después de haber recorrido diversas capitales estadounidenses y ser vista por más de un millón de visitantes.
“Una bendición recíproca”, describe los pasos del Santo Pontífice para mejorar la relación entre la Iglesia Católica y el pueblo judío y refleja la actualidad de la declaración conciliar “Nostra Aetate”, emanada hace cincuenta años en la que se expresa el aprecio de la Iglesia Católica por las otras religiones, y se reafirman los principios de fraternidad universal, de amor y de no discriminación.
“Una bendición recíproca: El Papa Juan Pablo II y el Pueblo Judío”, es el título de la exposición que se abre hoy en el Vaticano (Brazo de Carlomagno, del 29 de julio al 17 septiembre) después de haber recorrido diversas capitales estadounidenses y ser vista por más de un millón de visitantes.
La muestra, concebida como un regalo a San Juan Pablo II para su 85 cumpleaños, se inauguró en la Xavier Universidad de Cincinatti (EE.UU) el 18 de mayo de 2005, apenas un mes después de la muerte del Pontífice. Ahora llega a Roma y sus organizadores quisieran que una de sus etapas europeas fuera Cracovia, la ciudad polaca de la que Karol Wojtyla fue arzobispo.
“Una bendición recíproca”, describe los pasos del Pontífice para mejorar la relación entre la Iglesia Católica y el pueblo judío y refleja la actualidad de la declaración conciliar “Nostra Aetate”, emanada hace cincuenta años en la que se expresa el aprecio de la Iglesia Católica por las otras religiones, y se reafirman los principios de fraternidad universal, de amor y de no discriminación.
Financiada por diversas universidades y privados que creen en el diálogo interreligioso como fuente de progreso para la humanidad, la exposición narra en cuatro secciones, a través de fotos, videos, grabaciones y otras fuentes interactivas, las relaciones de Juan Pablo II con los que él mismo definió durante su histórica visita a la sinagoga de Roma el 13 de abril de 1986 como “nuestros hermanos mayores”.
La primera sección ilustra los años juveniles de Karol Wojtyla en su Wadowice natal, la amistad, que duró toda la vida, con el joven judío Jerzy Kluger y las relaciones entre católicos y hebreos en Polonia en la década de 19201930. La segunda sección está dedicada a los años universitarios y laborales del Papa en Cracovia, durante la Segunda Guerra Mundial, no lejano de sus amigos que conocen el terror de la Shoah.
La tercera describe la vida sacerdotal y episcopal del pontífice santo, el evento del Concilio Vaticano, que marca un cambio de rumbo en la relación entre judíos y cristianos, y la estrecha relación del cardenal arzobispo de Cracovia con la comunidad judía de su archidiócesis.
La última sección abarca la figura de Wojtyla como Sucesor de Pedro, su visita a la sinagoga romana y el viaje que efectuó a Israel en el año 2000 cuando dejó en el Muro Occidental de Jerusalem una oración pidiendo el perdón divino por el trato que habían recibido en pasado los judíos y para reafirmar el recorrido fraternal de los católicos junto al Pueblo de la Alianza. Llegados aquí, los visitantes de “Una bendición recíproca”, están invitados a escribir una oración que se introduce en una reproducción del Muro, como hizo Juan Pablo II. Las oraciones así recogidas, se depositarán en el Muro Occidental sin ser leídas.
NOTAS
Agencia Informativa Católica Argentina. AICA.org http://www.aica.org/18922-bendicion-reciproca-juan-pablo-ii-el-pueblo-judio.html