Año del Señor 2015
Lerma,18 de julio

LIMPIEZA Y NERVIOS


Hola, buenos días, hoy sor Amada nos lleva al Señor. Que pases un feliz día. 




Hemos tenido estos días mucho polvo por los claustros y por toda la casa, y... ¡qué mal se vive así! Todo se sufre con paciencia porque sabemos que, cuando esté arreglado, será un espacio acogedor: para la lectura, para compartir unas con otras... Será un espacio lleno de luz, contemplativo, desde donde se ve el azul del cielo que nos invita a encontrar el Cielo de nuestra alma. 


Pero, por ahora... todo es polvo. 


Un obrero, hace unos días, me paró y me dijo: 
-A usted le pone nerviosa el polvo, ¿verdad? Es que siempre la veo con un cepillo de barrer en la mano y el paño del polvo en la otra... 


-Bueno, sí... -contesté no muy convencida. 


La verdad es que no me identificaba mucho con la descripción que me había dado... Pero, luego, caí en la cuenta: ¡a mí no me ha visto con el cepillo, sino a otra hermana, a sor Teresita! 


Ja, ja, ja... Me empecé a reír yo sola. Y es que a esta hermana y a mí nos confunde toda la gente desde siempre. Por ello, nos han pasado cosas muy curiosas y simpáticas, ¡y eso que no nos parecemos en nada! 


En Comunidad, durante el recreo, les conté lo sucedido a todas las monjas, y nos reímos un buen rato. 


Orándolo después y recordándolo, veía cómo para el Señor somos inconfundibles, Él nos ha creado en el seno de nuestras madres, nos ha dado un físico único, nos ha dado un alma irrepetible, nos ha regalado el espíritu. Él conoce nuestros pensamientos, nuestras diferencias, nuestro corazón, nuestras pobrezas. También sabe de nuestros grandes deseos de conocerle y amarle. Y, porque nos conoce, Él, que es Dios y es nuestro Salvador, podemos estar felices y con paz, pues nos lleva en la palma de su Mano tatuados.


Gracias, Señor, porque nunca me confundes; gracias porque me conoces así como soy. 


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