Observo atónito que la mala educación, los modales groseros, parece que forman parte de ADN de unos grupo de politiquillos que se han encaramado a los cargos públicos, aupados por los votos, las comparsas,  y las componendas. Desde despachos, asambleas, y la misma calle, se están dando lamentables poses indignas de un país que debería ser civilizado. España no es, no debe ser, una sociedad bananera que no sabe más porque no le han enseñado. Se debería dar por descontado que una persona que accede a un cargo público, por lo menos ha de saber estar con educación y dignidad. Pero parece que esto no está de moda, no lo entienden algunos llamados progres, que más bien son retros. Me causó verdadera indignación que los medios publicaran a toda plana y pantalla a una miembro del consistorio de Barcelona orinando en medio de la calle con toda chulería, como el que hace un proeza. Los extranjeros que vieran esta foto pensarían que los españoles nos hemos vuelto locos, que somos unos salvajes.  Y no digamos las innumerables expresiones y provocaciones impropias de gente que se pavonea de tener un  título universitario, incluso desempeña el cargo de profesor.

            Yo no soy de esa España que nos pretenden pintarrajear. Y desde aquí manifiesto mi protesta, porque esos señores están cobrando de nuestros impuestos, les estamos pagando nosotros, y tenemos el derecho de exigirle un mínimo de educación, y si no que nos devuelvan el dinero, como se hace en el comercio con el producto deteriorado. Siento que los niños y los jóvenes se conviertan en víctimas de estos desaprensivos, y terminen todos por convertir España en un patio de colegio desbocado, o en una jaula de fieras. ¿Es posible la cordura? Pienso que sí. Basta con reflexionar un poco. La cabeza no está solo para llevar coleta. Y dentro de la mochila hay que llevar un código de buenos modales.

          Ofrezco estos consejos

Consejos

·         Los buenos modales nunca pasarán de moda. Te servirán siempre.

·         Tener malos modales puede asociarse a un mal carácter.

·         Algunas personas sienten que tener modales es una pose fingida, que nada tiene de auténtico. Es mejor ver los modales como convenciones sociales normales y saludables que vuelven la interacción más placentera. No toda interacción es una oportunidad para corregir a otros. En su nivel más básico, los buenos modales son la mejor manera de poner la regla de oro (haz a los otros lo que te gustaría que te hagan a ti) en acción.

·         Si estás en la escuela, haz lo que se supone que debes hacer: presta atención en clase, haz los deberes, respeta a tus profesores y maestros, viéndolos como aliados, no enemigos. Están allí para educarte y ayudarte.

·         Comienza a demostrar tus buenos modales con tus padres. Estarán complacidos de que su hijo les hable respetuosamente.

·         Los modales son dictados por el sentido común. Si te ofende una acción, esa acción seguramente también ofendería a otros. Comprueba tu forma de hablar para ver si eres respetuoso o agresivo. ¿Te gustaría que alguien te trate de la misma manera o no?

·         Los buenos modales no implican que no puedas tener sentido del humor. No confundas los buenos modales con la idea de estar pegado a tu asiento y cuidando cada palabra que dices. Eso es aburrido.

·         Cuando hables con alguien por teléfono, dale tiempo para hablar. Interésate en lo que tiene para decir, así como querrías que te prestara atención a ti.

·         No te sientas intimidado o avergonzado si tus amigos se ríen de ti cuando sostienes la puerta para alguien o ayudas a una persona mayor. Pregúntales por qué ellos no hacen el intento.

·         Comienza el día con positivismo. Trata a todos aquellos que encuentres durante el día como se lo merecen. Las sonrisas son contagiosas. Saluda a tus colegas cuando llegues al trabajo. Despídete cuando te vayas.

 

Fuente: http://es.wikihow.com

Juan García Inza