A lo largo del año de San José hemos tenido infinidad de oportunidades para acercarnos a la figura de este gran santo. Ha estado siempre en la sombra, sin darle mucha importancia, pero gracias a su año todo ha cambiado. Ahora el santo patriarca está presente en muchos lugares donde antes apenas se le tenía en cuenta. Hasta se ha preparado una película-documental que muestra la grandeza de su santidad y el influjo que tiene en nuestros días. Mucha gente ha comenzado a entablar con él esa devoción y confianza que tanto vivía Santa Teresa de Jesús. La vida cambia por completo cuando uno se pone en manos de San José y le sigue de cerca. El que no se lo crea que haga la prueba, que comience a rezar, ofrecer y poner todo ante San José y luego que valore lo que ha supuesto esta poderosa intercesión.
Uno de los grandes frutos del año de San José ha sido la cantidad de libros relacionados con San José. Cuando uno se da una vuelta por alguna librería religiosa puede encontrarse con muchas publicaciones en torno al santo. Antes apenas había nada. Ahora muchas han dejado un apartado para el esposo de la Virgen María y padre de Jesús. Es bueno echar una ojeada. La carta del Papa Francisco, Patris corde, ha sido el punto de partida para toda la cascada de libros que han visto la luz a lo largo del pasado año. Estudios de todo tipo en torno a San José, meditaciones espirituales, devocionarios y biografías más o menos noveladas es a grandes rasgos lo que se puede encontrar si dedicamos un rato a curiosear el legado literario del año josefino.
Y lo bueno es que esto no se ha terminado. Podía parecer que al clausurar el año de San José el interés por el santo patriarca iba a disminuir. Pero parece que no. Qué va. Esto no para. Hay muchas novedades. Podemos encontrarnos con una biografía acompañada de textos devocionales y diversas oraciones, San José, el más grande con Jesús y María; o una semblanza novelada, Simplemente José; también con una guía que ayuda en la vocación de ser padre de familia bajo la ayuda del santo, Ser padre con San José, además de una nueva Novena al santo entre otras publicaciones recientes.
Y aún queda más. La víspera de su fiesta, ha salido a la luz una novela sobre San José. Sí, una novela, no se trata de una vida novelada del santo, sino de un relato donde llegamos hasta su casa. Allí se unen muchas historias personales. Es lo que nos encontramos al leer La casa de San José. Esta novela se gesta durante el año de San José. Nace del interés por mostrar la relación de los diversos santos del Carmelo Descalzo con el santo patriarca. Dicha presentación podía resultar pesada y poco atractiva como libro. Por eso el autor, en oración, cambia de planes. Se deja llevar por San José para poner por escrito eso mismo pero en forma de novela. Así es mucho más fácil que los jóvenes pueden leerla y encontrarse con este santo. Algunos se verán reflejados en ella.
La casa de San José nos invita a poner los ojos en San José y en el Carmelo Descalzo. Además nos mete de lleno en los mismos deseos que tenía Santa Teresa: “Querría yo persuadir a todos fuesen devotos de este glorioso Santo, por la gran experiencia que tengo de los bienes que alcanza de Dios. Cada año en su día le pido una cosa, y siempre la veo cumplida. Si va algo torcida la petición, él la endereza para más bien mío” (Vida 6,7).
Recoge la historia de 20 jóvenes que andan con luchas por dentro. Tiene lugar un encuentro inusual con lo que no esperaban. Descubren lo escondido. Un sueño que espera ser realidad une los capítulos. Una promesa da sentido a la historia. Cuando empiecen a tomarse la vida en serio todo cambiará. Algunos ya lo han hecho y viven de otra manera. Unas vidas se cruzan con otras para terminar bajo la paternal mirada de San José. Todo es diferente cuando este santo se hace presente en las vidas de los protagonistas. ¿Qué es lo que ocurre? A cada uno algo distinto. Veamos algo de lo que les acaece a dos de ellos:
“Comienza la misa y Jerónimo no cabe en sí, se encuentra a los pies de San José y a pocos pasos del altar donde presenta sus dudas sobre la elección de la universidad en la que empezar los estudios. ¡Qué felicidad! ¡Qué agradecimiento! ¡Qué paz! Y si esto fuera poco, todo cobra mucha más fuerza cuando llega la homilía y descubre cómo la misma Santa Teresa se deja llevar también por San José […] Jerónimo saborea cada palabra porque se le abre un mundo nuevo al descubrir la importancia que tiene en la vida de Santa Teresa la confianza en San José. Llega el ofertorio y lleno de felicidad, vestido con el alba, va llevando al altar el cáliz, la patena y las vinajeras. Según va y viene del altar a la mesa haciendo su trabajo de acólito, se acuerda de esos pasos cansados de Luis trabajando a pleno sol. Jerónimo eleva la mira hacia San José y le pide luz para elegir la universidad que Dios tenga preparada para él. A lo largo de la misa han desaparecido todos los sudores internos, pero no se le va de la cabeza la escena de la tarde. Por ello suplica también a San José que refresque con su presencia y acerque a Dios a ese joven que ha visto sudando en la carretera”. (La casa de San José, pp. 124 y 130).
Es parte de la historia de Jerónimo y de Luis. Son jóvenes de 18 y 19 años. Se cruzan en el camino de la vida. San José pone la mirada en ellos y ya no les suelta de su mano. Sus vidas dan un giro sorprendente. Son vivencias muy distintas. No sólo estas dos, sino todas, las de Jerónimo y Luis, y las de otros cuantos jóvenes que en este libro se recogen. Todas tienen algo especial. Y lo más grande e importante es que quedan en el corazón de San José por algún motivo que ellos desconocen. El santo sabe cómo hacerlo. Va a su ritmo. Poco a poco. Como en el taller de Nazaret. No tiene prisa. Lo que quiere y consigue, es que al final todos lleguen hasta su casa, La casa de San José.