¿Que es evangelizar? No siempre tenemos claro qué debemos hacer para llevar a Cristo a los demás. También es frecuente que no sintamos la necesidad de comunicar a Cristo a otras personas. ¿Para qué hacerlo? No sabemos responder, pero hay Algo* que nos falta y su ausencia nos paliza. Necesitamos reflexionar sobre la fe que llevamos con nosotros, porque tenemos problemas que seguramente no lleguemos a entender del todo. Para comenzar, tomemos un breve párrafo del evangelio de San Marcos:

Después se apareció a los once mismos cuando estaban sentados a la mesa, y los reprendió por su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado. Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado” (Mc 16, 14-16)

Evangelizar es proclamar la “Buena Noticia”, el Evangelio. Remarquemos “BUENA NOTICIA”. Como es "noticia", es algo que no se conoce hasta ese momento y que nosotros podemos comunicar. Es "buena", porque es sustancial y transforma. A la Buena Noticia también se le denomina kerigma. ¿Podríamos enunciar la Buena Noticia en un frase o breve párrafo? No es sencillo. Evangelizar es diferente a catequizar o compartir la cultura cristiana que tenemos. 

Miremos del nuevo el párrafo del Evangelio que he compartido antes. Es interesante fijarnos que Cristo reprende a los Apóstoles por su incredulidad y dureza de corazón. Han visto muchas maravillas, pero todavía les falta Algo* importante. De hecho, hasta Pentecostés no se dan cuenta de lo que llevaban en su corazón y que pugnaba por salir. El Espíritu Santo derriba las murallas de Jericó, nos dá las fuerzas para abrir la puerta a Cristo.

Demos un paso. Tomemos la última frase del párrafo del Evangelio antes visto. Es una frase que nos ayuda a entender la misión y visión de Evangelizar. Evangelizar es proclamar algo que se ajusta a: 

“El que crea [lo que comunicamos] y [+] sea bautizado [->] será salvo [¿de qué nos salvamos?]; pero el que no crea [lo que comunicamos] será condenado [¿a qué seremos condenados?]”

¿Que es creer? Creer es más que conocer, escuchar, entender, actuar o sentir. Nada de esto conlleva salvación alguna. Creer en ese Algonos conduce a un cambio radical. Un cambio que marca un antes y un después. Volvamos al Evanglio. Leamos un episodio Evangelico interesante. En este episodio se relata el encuentro del Apostol Felipe y el Eunuco etíope (Hechos 8:26-39). ¿Qué se indica en ese pasaje?

Para que el Evangelio germine en nosotros se necesita apertura de corazón y tener sufrimiento interior. ¿Sufrimiento interior? Sufrimiento que es abono que fertiliza nuestro ser. Una fuerte necesidad que nos lleva a tener consciencia de necesitar salvación. Una salvación que está contenida en el Kerigma. ¿De qué me salvo entonces? No contestaré esta pregunta porque cada cual debe encontrar la respuesta. Es una respuesta única. Si no tenemos respuesta, a lo mejor necesitamos ser evangelizados. Busquemos quién nos comunique ese  Algo* que necesitamos.

Vayamos ahora a la  Parábola del Sembrador (Mateo 13:1-9).

 Consideraciones:

  1. Preguntémonos a nosotros mismos ¿Tenemos esta Semilla [Buena Noticia] en nosotros? A lo mejor necesitamos ser evangelizados porque no tenemos nada verdaderamente relevante que comunicar. Quizás tenemos la semilla, pero la tenemos bien guardada para que no nos "transforme demasiado". Releer la Parábola de los Talentos. La Semilla necesita introducirse en nosotros para geminar, crecer y dar fruto. Fruto que contiene las semillas que se comunicarán. De nada vale envolver la Semilla en aspectos socio-culturales que le impidan germinar. Es como si guardamos la semilla en papel de periódico y la encerramos en un cajón. Ver la Parábola del Celemín.
  2. ¿Sabemos comunicar la Buena Noticia? En este aspecto, hay que ser conscientes de: qué comunicamos y cómo lo decimos. En la postmodernidad, hay tantos lenguajes (estéticas) como “tribus” urbanas. Hay que se fiel al 100% al mensaje. Debe ser transmitido sin adaptarlo a lo que se "acepta con facilidad" y es "bien visto" por los demás. Utilicemos un lenguaje u otro, el mensaje debe ser el mismo. Si compartimos otra cosa, no estamos evangelizando. Estamos sustituyendo a Cristo por un ídolo más fácil de ser aceptado. Muchas veces nos contentamos con hacer marketing para tener 350.000 seguidores y 500 likes todos los días. Nos convertimos en "influencers" que son aplaudidos por las estéticas que utilizamos. Entramos en el juego que Marshall McLuhan describe en su libro: "El medio es el mensaje". Si el medio es el mensaje, nada tendrá sentido. No evangelizamos cuando nos ajustamos a la mercadotécnica que nos acosa en todo lugar donde vayamos.
  3. Deberíamos hacernos una pregunta más ¿Qué hacemos con quien ve transformada su vida? ¿Tenemos una comunidad donde sugerirle que se integre? Hace años, la campaña “Católicos regresen” fue un éxito. En los Estados Unidos miles de católicos alejados volvieron a sus parroquias. Hasta ahí todo es maravilloso. El problema apareció porque las parroquias no estaban preparadas para integrar y dar sentido a estas personas. Todo quedó en el aumento del número de asistentes a las misas. Números que se fueron reduciendo poco a poco hasta que desaparecieron. ¿Terrible o providencial?  ¿Éxito o fracaso? ¿Basta con hacer propaganda atractiva y atrayente? ¿Basta con sentirse atraído por estéticas y un marketing muy bien planteado? Este es un tema de reflexión que dejo en para que pensemos sobre ello. 

Supongamos tenemos la Semilla viva en nosotros.

 Espero que estas reflexiones les hayan sido de utilidad.