Para los que durante muchos años hemos acompañado a los jóvenes por las montañas de España, la encíclica del Papa Francisco es una bendición.
Una marcha de Montañeras/os era un modo de vivir Un encuentro con el Dios Creador en su inmensidad creadora. Este planteamiento nos conducía a cuidar la obra del señor. Primero la alabanza cuando llegábamos a la cumbre. La inmensidad del paisaje invitaba a la expansión agradecida. También a cuidar la naturaleza. Siempre, una