Ha sido una de las personas que más me ha impactado entrevistar. Y no sólo por lo que responde a ciertas preguntas, ni por su visión eclesial en una parroquia cuyo sacerdote no merece ser llamado así, sino porque asombra la serenidad con que contesta una mujer cuya nuca está en el punto de mira de ETA. Cree en el valor, cree en la democracia, cree en el derecho de todos a vivir,cree que el aborto es un atentado contra la vida. Y cree, sobre todo, en Dios. Es Regina Otaola, alcaldesa de Lizarza. «DIOS ME AYUDA A VIVIR EN LIZARZA» ¿Es indispensable que los políticos se impliquen hoy en la defensa de la vida? Un político siempre tiene que implicarse en defender la vida y la familia. Como Alcaldesa de Lizarza y miembro del PP en el País Vasco, cuando defiendo la libertad, defiendo la vida. Es imprescindible que los políticos nos comprometamos en garantizar el primer derecho que tenemos como personas. Tenemos que abrir los ojos a esa parte de la sociedad que todo lo relativiza. El político tiene el deber de advertir sobre lo que supone el aborto y el síndrome post aborto. Pero también es importante e imprescindible la movilización social. Hay quien compara el aborto con el terrorismo... No es lo mismo, porque las connotaciones y las circunstancias son distintas. Pero es cierto que el aborto es un atentado contra la vida. Ambos actos son asesinatos, porque está demostrado que hay vida desde la concepción. Y cuando tú matas una vida, es un asesinato. ¿Por qué hay tanta connivencia entre la izquierda abertzale y la defensa del aborto, o la repulsa hacia la religión? Porque son personas de ideología comunista, que no valoran a la persona, ni defienden su dignidad. Sólo defienden el borreguismo total. Es más, te niegan que puedas tener creencias, que puedas ser católica y ejercer como tal, o que vayas contra el aborto. No quieren crear ciudadanos, sino borregos, porque el borrego te sigue donde le lleves. Son esclavos de una ideología que no permite ejercer como personas libres. ¿Le ayuda la fe a vivir en constante amenaza, como alcaldesa de Lizarza? Yo soy creyente y mi fe me ayuda. Pero un no creyente también puede defender los valores democráticos. Creo en Dios, pero hay personas no creyentes que no defienden el aborto, ni la exclusión, ni el terrorismo. Yo le digo a Dios: Ayúdame y dame paciencia. Y Dios me ayuda y me da paciencia. Cuando estoy sola, tengo conversaciones con Él. Muchos no lo entenderán, pero a mí me da fuerza, me apoya para vivir en Lizarza. ¿También en los momentos duros? ¡Claro! No te haces político sólo para lo bueno. Tienes que luchar para que lo malo vaya cambiando y tener fuerza para seguir adelante. Es por convencimiento: igual que defiendo la vida desde la concepción, defiendo la libertad. En el País Vasco, ¿deben cambiar ciertas cercanías eclesiásticas al entorno del nacionalismo? Sería ideal. Yo no hablaría de la Iglesia en el País Vasco, como hacen algunos. La Iglesia es la Iglesia, y sólo hay una. Son ciertos curas, como el de Lizarza, que a los del PP ni nos da la mano, ni nos da la paz en Misa, ni nos quiere dar la comunión... Eso no es un cura. En lugar de al Dios del Evangelio, ¿adoran al dios-nación del Estatuto? No creo que el Evangelio sea incompatible con el Estatuto. Son cosas distintas. Yo apoyo la Constitución y el Estatuto, y es compatible con la fe. Lo que han hecho ha sido sustituir el Evangelio por una ideología nacionalista excluyente. Algunos curas han dejado de ser sacerdotes para ser políticos metidos a curas. Con el pacto PP-PSE, parece que se abre un escenario político histórico... Sin duda. Jamás ha habido un lehendakari socialista, ni una Presidenta del PP en la Cámara. Es un cambio impresionante, que conllevará una política no basada en la exclusión, sino en la igualdad y en la libertad para elegir educación, idioma... La andadura no será fácil, porque son 30 años de nacionalismo, pero hay que intentarlo. El cambio electoral ¿refleja el hastío hacia el nacionalismo? En las elecciones se ha visto que la gente está harta del nacionalismo. Después de 30 años, se está destapando lo peor: el PNV ha mirado para otro lado cuando ETA-Batasuna chantajeaba y amedrentaba en los pueblos, están aflorando chanchullos... Se han creído los dueños del caserío. El pacto PP- PSE tiene que ir más allá de cuatro años, para que dé tiempo a regenerar democráticamente el País Vasco. Hay que hacer cambios en los mandos de la Ertzaintza, en la ETB -que ha sido altavoz de ETA-Batasuna- y en el sistema educativo, para enseñar valores y enseñar la verdadera Historia y la verdadera Geografía. ¿Aunque pueda darse un recrudecimiento rabioso de la violencia? No podemos tener miedo de aplicar todos los medios que la democracia pone en nuestras manos. ¿Qué se ponen rabiosos? Que se pongan. Llevan 30 años rabiosos, asesinando, extorsionando, implantando el terror. No van a hacerlo más, ni menos. Y si lo hacen, está el Estado de Derecho para defendernos. José Antonio Méndez * Entrevista publicada en Alfa y Omega