Para conocer el transhumanismo
Manuel Sanlés Olivares, licenciado en filosofía y ciencias de la educación y profesor de enseñanza secundaria logra en El transhumanismo en 100 preguntas (Ed. Nowtilus, 2019, 350 págs) hacer unas síntesis asequible para no expertos de las propuestas, significado y riesgos del movimiento transhumanista, con un libro estructurado a través de preguntas y respuestas, lo que facilita la consulta o repaso de cuestiones particulares.
Lo común y definitorio del transhumanismo es el rechazo a la actual naturaleza humana y la autoatribución al propio ser humano del derecho, incluso de la obligación moral, de mejorar la especie humana usando la ciencia y la tecnología contemporáneas para diseñar y dirigir la siguiente fase de la evolución que ya no sería fruto de las fuerzas naturales, sino de la voluntad humana y de la tecnología. Obviamente subyace a todas las propuestas transhumanistas una concepción materialista y atea del hombre y una fe ciega en la ciencia y la tecnología.
No hay un solo transhumanismo, sino tantos como autores se identifican como tales, pues cada uno hace sus propuestas y se apoya en unas u otras ciencias y técnicas para diseñar el posthumano que quieren promover. La obra que comentamos refleja con detalle todas las propuestas transhumanistas al respecto y analiza los problemas éticos, jurídicos y sociales que tales propuestas suscitan.
El transhumanismo es la expresión más preocupante del antihumanismo actual. Para esta ideología el actual homo sapiens es una especie muy defectuosa como demuestran el dolor, la enfermedad, el envejecimiento y la muerte. Piensan los transhumanistas que las modernas genética, inteligencia artificial, nanotecnología y neurociencias, nos permitirán ya en breve hacernos cargos del siguiente paso de la evolución: la creación planificada del posthumano hecha por nosotros mismos.
Probablemente hay tantas propuestas de cuál es el modelo del posthumano a crear como autores transhumanistas. Especialmente hay dos líneas de propuestas transhumanistas: las que provienen de los expertos en genética y biotecnologías y las que proceden de los expertos en IA. Para los primeros, la mejora de la especie debe conseguirse modificando nuestro patrimonio genético; para los segundos, incorporando al homo sapiens componentes tecnológicos que sustituyan progresivamente nuestro soporte biológico por otro cibernético, hasta las propuestas más extremistas -y de ciencia ficción de momento- de trasladar la conciencia personal a un medio digital dejando de lado el componente biológico actual de la especie.
El transhumanismo no es una corriente de pensamiento unitaria, sino una mentalidad de fondo en que confluyen el materialismo cientificista contemporáneo, la visión evolucionista de la vida humana en clave puramente materialista, una confianza ciega en la tecnología, el desprecio al cuerpo que ya manifiestan otras ideologías como la de género, una visión del cuerpo como un accesorio manipulable de una presunta identidad humana puramente mental (sea eso lo que sea), y los intereses económicos de quienes ven en todo esto un inmenso nuevo mercado futuro de productos y servicios médicos y tecnológicos.
Conocer los planteamientos transhumanistas es hoy imprescindible, en consecuencia, para ubicarse en los grandes temas de nuestra época. Y a ello contribuye este libro de divulgación del profesor Sanlés, que, escrito con el modelo de cien preguntas y respuestas, intenta explicar el transhumanismo y los retos que plantea para el futuro humanista de nuestra sociedad.
El autor reflexiona e informa sobre el transhumanismo desde una postura basada en la antropología humanista clásica de Occidente y con un aliento ético encomiable. Los tres primeros capítulos (preguntas 1 a 30, págs. 23 a 126) son un buen resumen de la cuestión tratada y permiten conocer tanto la ideología transhumanista como los autores más representativos de esta ideología.
Los restantes capítulos (IV a X) son muy interesantes para informarse sobre las líneas de trabajo de las modernas tecnologías biomédicas y de inteligencia artificial en las materias que tienen que ver con las propuestas transhumanistas, pero creo que pueden confundir al lector pues una cosa es el transhumanismo y otra el avance tecnológico en cualesquiera campos. Los progresos tecnológicos y biomédicos en sí mismos no pueden suscitar ningún rechazo por razones éticas; otra cosa son los medios que se usen para lograr esos avances o los usos que se hagan de los mismos, ambos susceptibles de juicios éticos favorables o no.
Sanlés no confunde ambos planos, pero la mezcla de sus análisis sobre el transhumanismo con su exposición sobre los horizontes de la investigación actual en las líneas punteras de la genética y la inteligencia artificial en las materias que pueden sustentar tecnológicamente las propuestas transhumanistas, puede generar una cierta duda sobre si la crítica al primero no pudiera también suponer una impugnación de la segunda.
En todo caso, el libro merece la pena para tener una información básica de uno de los grandes temas de nuestra época y que será de gran y progresiva actualidad en los próximos años en que se nos plantearán a todos cuestiones de hondo calado ético vinculadas al avance real de las propuestas transhumanistas.
La edición no está muy cuidada, pues hay bastantes errores tipográficos y de construcción gramatical, que en todo caso no enturbian la lectura.
Benigno Blanco